Capítulo 1

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Antes que nada, me gustaría aclarar que no es una historia de amor con finales trágicos y hermosos donde todos aprenden hermosas lecciones metafóricas sobre la vida y el amor.

No.

Esto, aunque duela, es la realidad.

Esto pasó y seguramente le pasará a muchos más a lo largo de la historia.

No es para bajonear a nadie, es sólo que en la realidad, la vida y el amor son así.

Las cosas en estos dos, ocurren de manera instantánea a veces, y sin esperar a nadie.

Quizás por eso te estoy contando esto, porque se que vas a entender más que nadie lo que me pasó en aquel verano, ahora lejano, en el pequeño poblado de Mar Celeste.


Si hay algo que se, es que todos los viajes son por algo, por una razón. Creo que este no fue sólo por las vacaciones, sino por alguien en algún lado quería que esto pase. Y, gracias a dios que pasó porque sino no me encontraría contándote esto en este preciso momento.


Como dije en un principio no esperes una historia de amor, sino una de dos personas que se aman. Y, no, no es lo mismo, créeme.

Y lo se, mas que nadie. Y seguramente lo sabrás después de leer la siguiente historia.

Así como también sabrás varias cosas más.

Entre las que puedo incluir la siguiente frase:

"¿Alguna vez te pusiste a pensar en que si no hubieses conocido a cierta persona en tu vida, tu mundo sería total y completamente diferente?"

Y la verdad que si.

De no haberlo conocido, mi mundo no sería solo diferente sino, además, extraño. Confuso. Asqueroso. Lleno de remordimiento, dolor y sufrimiento.


Creo que mejor empiezo de una vez por todas, porque no quiero extender más la cosa de lo que ya lo es.


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El verano había llegado como un tsunami a la república Argentina.

Más caluroso que el año pasado, y más rompe-pelotas que nunca.

La navidad, se volvió pegajosa e irritante. No sólo por tener que soportar a mis primos, sino también que el sudor y el calor que había en el ambiente aquella noche del veinticuatro de Diciembre te irritaban lo suficiente como para salir a la calle a romper autos.

No solo me irritaba el calor. Si no, además, el saber que todos aquellos que son mis amigos, mis hermanos, del colegio estaban pasándola re joya en San Bernardo, Santa Teresita o hasta Mar del Plata.

En parte me jodía, también, saber que tenía que estar acá, en el partido de Luján, atendiendo con mi viejo y mi vieja la santería a la que los turistas frecuentaban los días Domingo.

En síntesis, el verano no podía haber empezado peor. El calor soledad me invadían en todo su esplendor.

Quizás por eso fue que estaba tan feliz de irme de vacaciones. Y eso, que no sabía lo que estaba por venir, porque de haberlo sabido, mi felicidad hubiese sido tal que las nubes me saludarían debido a lo alto que llegué por el salto de alegría que hubiese pegado.


WeeksWhere stories live. Discover now