Nadie lo había comprobado, no había existido alguien como Angie en años, y cuando ella llego, comprobó lo que se decía, teniendo sueños de hada.
Cuando una hada nace de otra hada suelen tener una función distinta, un don, una doble función, además d...
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"I'm Angie...Daughter of TinkerBell"
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ANGIE AVANZO A detrás de Ben y Audrey. La rubia siempre había estado con Ben, desde que aún usaban pañales eran amigos, los mejores amigos. Su madre trabajaba en la preparatoria de Auradon, por lo cual habia pasado la mitad de su vida ahí, la otra mitad en el mundo de las hadas, dónde ella era la salvación.
Un mes antes de que Ben fuera coronado, había hecho su primer decreto, traer a cuatro hijos de los villanos, esos eran Evie, hija de la reina malvada, Carlos hijo de Cruela, Jay, hijo de Jafar, y Mal, hija de Maléfica, una de las más grandes villanas, si no la más grande.
Eso dió paso a qué ahora la rubia caminara detrás de ambos príncipes, en un intento de pasar desapercibida, y hacer que Audrey no hablara de su estilo, ni de lo que traía puesto ese día.
Observo a los cuatro adolecentes frente a ellos, y la hada madrina. Rápidamente supuso quien era cada quien, la del cabello morado probablemente era Mal, la del cabello azul Evie, el del gorro rojo Jay, y el más pequeño Carlos.
Al bajarse de la limosina, ambos chicos habían estado peleando, haciendo que la rubia de ojos azules riera. Algunos minutos después Jay se acercó a la hada madrina, coqueteandole.
—Es un gusto al fin conocerlos. —el próximo rey comenzó a hablar de una manera extra formal, algo por lo cual Angie se burlaría de el. —Soy Ben... —el castaño fue interrumpido por Audrey.
—Principe Benjamín —la princesa se adelantó a hablar con fingida emoción, dirigiéndose una mano al pecho para darle más efusividad a lo que diría. —Sera nuestro rey. —la rubia rodi los ojos con disgusto ante la actitud de Audrey.
Evie se acercó a ellos con una gran sonrisa, a Angie le encantó la vibra que tenía la peliazul.
—Adoro los príncipes. —se acercó un poco más, con movimiento suaves, y una gran sonrisa. —Mi madre es reina, eso me convierte en princesa. —Evie hizo una sueve y leve reverencia.
