Two

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00.2.Silly fairy

"Angie felt silly, she felt terrible

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"Angie felt silly, she felt terrible."

EL SONIDO DE los zapatos de Angie resonaron por el comedor de la pequeña cabaña de su madre

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EL SONIDO DE los zapatos de Angie resonaron por el comedor de la pequeña cabaña de su madre. Cuando la rubia era pequeña pasaba la mayoría de su día en la cabaña, o jugando con su mejor amigo al escondite, a ambos les encantaba esconderse en la cabaña a las afueras del terreno de la preparatoria.

Ahora eran escasas las veces que la hada pisaba aquel lugar, ese día era uno de esos, su madre había decidido tener un desayuno juntas, cosa que a la menor le molestó hasta cierto punto, estaba un tanto harta de que las conversaciones entre ella y su madre girarán entorno a su educación de hada.

Era un tema tedioso que la hacía ponerse de malas, y que su cabeza comenzará a doler con tal intensidad que sus ojos se empañaban de lágrimas, pero no podía negarse, amaba a su madre, y disfrutaba pasar tiempo con ella sin importar sobre el tema que hablarán, sin importar que ese tema la lastimara.

—Hasta que llegas Angie. —la rubia mayor se acercó ha abrazar a su hija. —Pense que no vendrías cariño. —Tinkerbell se metió a la cocina, y regreso con dos paltos de Waffles con frutillas. —Prepare tus favoritos. —se acercó a dónde estaba su hija y depósito el plato frente a esta. La hada no perdió la oportunidad y dejo un beso en la mejilla de su hija, dejando plasmada una marca de pintalabios carmín.

—Gracias mamá. —la menor comenzó a comer, tomando cortas pausas para tomar un poco de su café. —¿Qué tal tus alumnos?. —Tinkerbell vio a su hija, preguntándose a su misma como contarle a su hija que volvería con sus clases ese mismo día.

—Exelente, la mayoría son buenos en historia. —tomo un bocado de su desayuno, y antes de meterlo a su boca le hablo a su hija. —Angie. —llamo a la rubia menor, la cual la miro con suma atención sabiendo lo que se avecinaba.

—Si mamá. —en los ojos azules de Angie se podía ver el pánico, ella sabía lo que iba a pasar, no podían retrasarlo más.

—Necesito que me busques antes de que la tarde culminé. —vio con su rostro teñido de seriedad a la hada. —En mi salón, hoy retomas tus clases. —Angie iba a replicar, de no ser porque su madre volvió a hablar. —Sin reproches Angie Bell. —la mujer se levantó sacudiendo su ropa. —Nos vemos en un rato, no vallas a faltar. —la mayor tomo una servilleta de tela lilpiandose, las manchas y rastros de comida.

Fairy dream Where stories live. Discover now