Part 5

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Realmente le echaba de menos... y deseaba más que nada estar en sus brazos ahora mismo. Pero como si su subconsciente se burlara de él, le lanzó imágenes de dos años atrás...

Le costaba respirar. Se sentía asfixiado más y más cada segundo, y sólo había una persona en su mente. Xiao Zhan. Creía que vendría, que estaría aquí, y que le salvaría. Y si no llegaba a tiempo, al menos despellejaría a esa gente por atreverse a tocarle. Pero el amor humano por la vida es muy diferente... no importaba como lo pensara, aún así no quería morir. No de esta manera. Luchó desesperadamente por liberarse de aquellos fuertes brazos aferrados a su cuello, por acceder de algún modo al oxígeno. Pero quienquiera que lo estuviera estrangulando sólo tenía un objetivo: su muerte.

Y ahora mirando a esos ojos de enfrente, Wang... Wang Yibo vuelve a sentir ese dolor en el alma.

Aún recuerda aquellas palabras de boca del hombre que decidió burlarse de él y ganar tiempo.

- Fue orden del General Xiao. Al parecer, ya estaba cansado de un chico tan patético y decidió deshacerse de él de esta manera. No sé qué ve en ti...

Recuerda aquel dolor ensordecedor en su corazón que le desgarraba por dentro. Sentía como si alguien le estuviera arañando los pulmones con un cuchillo afilado, haciéndole sentir cada dolor. Y fue con este dolor con el que vivió durante esos dos años. Fue capaz de huir de esa casa entonces, pero apartar a Xiao Zhan de su corazón, de sus pensamientos, estaba más allá de él. En su cuerpo puede que ya no estuviera allí, pero en su alma... cada noche en sus sueños volvía allí. A esa casa. A su hogar.

Y ahora, huyendo de sus propios miedos, regresó de nuevo a ese lugar y finalmente le hizo al hombre la pregunta que le estrujaba el alma.

- ¿Por qué mataste a Yibo? - no podía decirle toda la verdad antes de obtener la respuesta a su pregunta. Aunque quisiera herir a Xiao Zhan tanto como a él, Yibo no podría hacerlo tan fácilmente. Y tuvo que hacer preguntas como esta... Pero nada salió en respuesta. No después de dos minutos, tres, cinco... Yibo se quedó esperando algo de la boca de Xiao Zhan, pero éste se quedó inmóvil en su asiento mirándole. Y le miraba de una forma... diferente, no como antes le había mirado. Parecía que por un momento, veía su propio dolor en aquellos ojos. Xiao Zhan permaneció de pie durante un largo rato antes de que finalmente consiguiera pronunciar algo en respuesta con un suspiro.

- Te demostraré que no fui yo...

Y entonces se dio la vuelta... y se marchó. Porque no se lo esperaba. Aunque ni siquiera sabía qué esperaba en absoluto, no era que simplemente se diera la vuelta y se marchara... dejándole con cientos de preguntas más. Parecía haber muchas más después de eso. ¿Qué quería decir con demostrar lo contrario? Las cosas parecían volverse aún más confusas.

veía su propio dolor en aquellos ojos. Xiao Zhan permaneció de pie durante un largo rato antes de que finalmente consiguiera pronunciar algo en respuesta con un suspiro.

- Te demostraré que no fui yo...

Y entonces se dio la vuelta... y se marchó. Porque no se lo esperaba. Aunque ni siquiera sabía qué esperaba en absoluto, no era que simplemente se diera la vuelta y se marchara... dejándole con cientos de preguntas más. Parecía haber muchas más después de eso. ¿Qué quería decir con demostrar lo contrario? Las cosas parecían volverse aún más confusas.

Justo cuando queria seguirle, vio a un joven caminando hacia el, que se presento como uno de los guerreros del General Xiao y que le habian ordenado escoltarle hasta la finca del General. Yibo hubiera rechazado tal "generosidad", pero algo en su alma hizo click tras las palabras de Xiao Zhan y ahora no podia tratarle con enemistad como hasta hace poco. Aunque, ¿lo veía como un enemigo? Estaba enfadado, sí... resentido... diciendo que quería vengarse, deshacerse de él, pero en esos momentos en los que estaba a solas con sus sentimientos, tanto él como su corazón sabían lo que realmente querían. Y ahora tal vez había una posibilidad de que todo el tiempo había estado equivocado. Quizás había sido engañado y Xiao Zhan no tenía la culpa en absoluto. Todo este tiempo ambos habían sido marionetas en el juego de otra persona, y ahora estaban tan ansiosos por conocer finalmente la verdad. Pero él sólo tenía que esperar... Así que se limitó a asentir con la cabeza y dejar que los guerreros del General le llevaran a "su" antiguo hogar. Pero por el camino, el carro en el que le llevaban se detuvo de repente en un lugar que no conocía, y durante una fracción de segundo tuvo ese mismo miedo... como si alguien quisiera deshacerse de él de nuevo. Puede que ahora le resultara difícil confiar en nadie, pero el mismo hombre del General se acercó de nuevo a su carreta para explicarle el motivo de la parada.

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