01

145 9 7
                                    

EMILY POV:

Me encontraba besando con otro en el mismo parque dónde todas mis presas caían en la tentación de mi dulce cuerpo, para mí mala suerte Rocko se encontraba allí, sin moverse, mirando cómo disfrutaba de los cálidos besos de otro chico, Michael... Oh dios, mí presa favorita desde luego.

-Maldita perra...- Susurró Rocko para sí mismo, con una mirada fría pero llena de dolor, se notaba.

Abrí mis ojos lentamente mientras Michael me seguía comiendo la boca agarrando mí cintura con sus grandes manos, lo miré con una mirada fría pero de satisfacción.

Le saqué el dedo del medio mientras cerraba mis ojos y me concentraba en la lengua de Michael. Me asusté un poco cuándo Rocko se acercaba a un paso ligero y firme.

-Te vas a arrepentir, puta sucia...- Dijo él susurrando a mi oído con una voz débil, por lo cuál Michael no lo escuchó.

Aumenté la intensidad del beso mientras mí ex presa me miraba con sus ojos verdes oscuros tan excitantes... pero a la vez intimidantes.

Hijo de puta. Pensé para mí misma disfrutando aquel sabroso y carnoso beso, sin darme cuenta Michael agarró y apretó mis nalgas con rudeza y noté que estaba deseoso.

-¿Nos vamos a un hotel, precioso?- Susurré con mi boca casi pegada a su cuello en un tono completamente seductor que le gustaba tanto a mis presas.

Tengo el famoso apodo "Putita del barrio" o "Rompecorazones". El segundo es muy básico así que prefiero el primero.

Y sin darme cuenta ya estaba en cuatro mientras Michael me embestía sin parar notando cada centímetro de su dura polla, todavía. Este chico lo hace tan bien... Larga, gruesa y venosa... Fuck.

Él me ponía un collar para perros para echar atrás mi cabeza mientras me lamía mi intimidad y entraba en mí con más facilidad.

-Estás cómo una puta perra en celo, cariño... Simplemente mira lo mojada que estás...- Susurró el joven mientras lamía mis labios suplicándole por más.

Apretaba tanto mis caderas que me quedé sin fuerzas por primera vez en las 27 veces que me acosté con jóvenes.

Gemía y jadeaba cómo una perrita en celo, haciéndole excitar aún más. Mí turno.

En un abrir y cerrar de ojos lamía la polla de Michael metiéndola toda en mí garganta, parecía que me quería ahogar con ella. Supe que terminamos cuándo sentí un líquido pegajoso y cálido escurrir por mí garganta.

-Lo hiciste bien putita... Cómo siempre...- Dijo el chico tapándose con las sedosas y finas sábanas del motel dejando solo al descubierto su marcado abdomen.

Me adentré en el jacuzzi de agua templada que venía con la habitación teniendo toda la atención de él. Solté un suspiro de alivio mientras tocaba mi intimidad para limpiar mis fluidos. La vista desde la ventana era gloria, se veía el atardecer posado en los grandes edificios de la ciudad.

-¿Quieres salir a cenar?- Preguntó Michael recostado sobre la cama mirándome fijamente esperando una respuesta.

-Mmmh...- Me lo pensé un poco, cómo era cercano y me acostaba con él muy frecuentemente sabía que no quería nada serio -Está bien- Al final termine aceptando.

Noté cómo el chico se ponía feliz y oí cómo tocaba su polla marturbandose levemente solo soltando suaves gruñidos haciéndome estremecer un poco pero rodé los ojos y no le di importancia ninguna.

-Gatita...Quieres tu leche?- Dijo el joven mientras soltaba algún que otro gruñido.

Éste tío no se cansa o qué? Pensé mientras mordía mi mandíbula apretando mis dientes y solté un suspiro leve que solo yo llegué a escucharlo.

Anatomía-Ghost y Tú Where stories live. Discover now