Capítulo 22

257 32 6
                                    

POV: TN

Abro la puerta de mi apartamento con el corazón exaltado. Había pasado un mes entero sin pisar mi hogar, mi guarida, mi rincón personal cargado de recuerdos.

Dejo las llaves sobre la mesada de la cocina y me quito la chaqueta con pesadez. El vuelo había sido largo y tenía tanto las piernas como los brazos entumecidos. Me dirijo hacia el baño y me lavo la cara con agua fría. El verano estaba por terminar pero necesitaba el contraste de temperatura sobre mi piel para que el jet lag no me terminara matando.

Un día libre. Eso era todo lo que me quedaba antes de volver a la empresa y seguir con mi vida laboral. ¿Podía hacer eso?

Me miro en el espejo por unos segundos. Mi pelo se había aclarado levemente por exponerlo demasiadas horas al sol durante los eventos interminables en España. Luego me toco la piel de mis mejillas, que también habían sufrido las mismas consecuencias.

Tenía el aspecto de alguien que volvía de vacaciones. Pero mi cuerpo no había descansado. Y mi mente tampoco. Lo último que deseaba era trabajar al lado de Taehyung. Sin embargo la mayor parte de mi sueldo provenía de mi contrato con ellos. Y hasta que no consiguiera algún otro empleo con un salario mensual cómodo, no me iba a quedar otra opción que seguir en la empresa.

Lo había superado; o de eso me había convencido, pero una pequeña parte de mi se resistía a esa idea. Lo cual hacía que todo fuera más difícil, porque quería seguir con mi vida. Quería volver a sentirme normal sin tener un hueco en el pecho cada vez que pensara en él. Irme por un mes me ayudó. Mi corazón
no había sanado por completo, pero los pedazos de él ya no estaban en el suelo. Ahora por lo menos se mantenían unidos gracias a pequeñas venditas adhesivas que me ayudaban a sostenerlos.

Abro el refrigerador, resignada a encontrar algo que no estuviera vencido. Pero me llevo una sorpresa cuando encuentro todos y cada uno de los estantes repletos de comida fresca. Había carne, frutas, vegetales, decenas de huevos, jugo, agua embotellada. Y encima de una caja de leche una nota en papel amarillo resaltaba.

Tomo la nota y los ojos se me llenan de agua.

<<No te atrevas a pedir comida chatarra. Cocinate algo rico y disfruta de la botella de vino que te dejamos en los estantes, al lado de la fregadera. Feliz regreso. Amélie y Hobi >>

Me quito las lágrimas con la manga de mi buzo y voy corriendo hasta las gavetas de mi cocina. Cuando encuentro mi vino preferido lo saco y sin dudarlo lo abrazo como si mi vida dependiera de ello. No sabía cómo agradecerles lo suficiente. Pero aquel gesto fue lo que necesitaba para terminar de convencerme de que podía hacer lo que fuera si mis amigos estaban a mi lado.

Inevitablemente recordé lo que me había dicho Jungkook la última vez que hablamos. En mi vida habían muchas más personas, y no servía de nada dejarlas a un lado por un desamor.

El día siguiente había llegado y me despierto petrificada. Tengo que obligarme a levantar mi pesado cuerpo y llevarlo hasta el baño para tomar una ducha. Luego desayuno lo suficiente como para no desmayarme en medio de la jornada laboral, pero tengo el estómago revuelto. Los nervios me estaban atacando de nuevo.

Estaciono mi auto en el parking privado de la empresa y cargo el bolso de mi cámara sobre mi hombro. Tomo el elevador y agradezco hacia mis adentros por encontrarlo vacío. Cuando llego a mi piso me dirijo directamente hacia la sala de recursos humanos para firmar unos recibos de sueldo y notificar mi regreso.

Todo parecía normal. Un día más. Como si todo el tiempo que estuve afuera no hubiera pasado. No hubiera ocurrido.

Me encuentro con la coordinadora de eventos para que me ponga al día con las actividades que me tocaban en la semana y luego voy prácticamente corriendo hasta la sala general de ensayos. Abro la puerta y tomo una bocanada de aire, había llegado justo a tiempo.

Best Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora