SHOPPING ADVENTURE

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Me desperté con los suaves rayos de sol de la mañana entrando por mi ventana. Al mirar el reloj, vi que eran alrededor de las seis de la mañana y decidí que era hora de comenzar el día.

Seguí mi rutina matutina habitual. El día parecía prometedor, así que consideré la idea de tomar algunas olas antes de que Belly se despertara.

Con ese pensamiento en mente, bajé las escaleras a la cocina. El aroma del café recién hecho llenó el aire, y una leve sonrisa tiró de mis labios cuando agarré un vaso y me dirigí a la nevera por un poco de jugo de naranja recién exprimido.

Pero mientras servía el jugo, mi atención fue captada por una ráfaga de actividad en la sala de estar. Susannah, Laurel y mi mamá estaban absortas en el proceso de transformar el espacio en un país de las maravillas festivo, un lienzo de decoraciones y emoción en preparación para el cumpleaños de Belly.

Me acomodé en un asiento en la mesa, todavía bebiendo mi jugo, y distraídamente revisé mi teléfono, mis dedos bailaban en la pantalla.

En medio del murmullo de la actividad, la voz de Susannah irrumpió en mis pensamientos.

―Summer, ¿me harías un pequeño favor? ―Ella preguntó cómo siempre con amabilidad y con una sonrisa cálida en su rostro.

Levanté la vista, dándole toda mi atención.
―Claro, dime, lo que sea― respondí, mi voz cálida por la disposición.

Ella fue al grano, ―¿Podrías recoger el pastel de Belly de la pastelería?―Asentí, con una sonrisa en mis labios.

―Por supuesto―afirmé, poniéndome de pie.

Apuré las últimas gotas de jugo de mi vaso, la dulzura fría refrescando contra el calor de la mañana. Lavé cuidadosamente el vaso y lo puse a un lado, mi mente se centró en la petición de Susannah.

En ese momento, Conrad bajó las escaleras, con el pelo revuelto y los ojos aún pesados por el sueño.

―¡Conrad! Ya que te despertaste, ¿podrías acompañar a Summer a la pastelería? ―La voz de Susannah llenó la habitación y miré a Conrad.

Su desgana era evidente, y rápidamente intervine, no muy ansiosa por su compañía ―No es necesario, puedo ir sola, conozco la isla a la perfección―Expresé intentando sonar lo más segura posible.

Pero Susannah fue persistente. Siempre buscando que me sienta lo más cómodamente con su petición―Conrad puede acompañarte, no tiene nada que hacer. ¿Verdad Connie?―Preguntó volteando a ver al castaño.

El apodo que empleó siempre tomaba a Conrad con la guardia baja. No podía decirle que no.

Fue suficiente para que Conrad dudará unos segundos pero finalmente aceptará―Si. No tengo nada que hacer―respondió finalmente, con una sonrisa forzada adornando sus labios.

Susannah le entregó dinero de su billetera, sellando el trato. Vi como Conrad se movía hacia un espejo, sus dedos pasando por su cabello mientras ajustaba su estado despeinado.

―Vamos ―instó Conrad, y yo seguí sus palabras saliendo fuera.

Tomé el asiento del conductor y Conrad se acomodó a un lado. Intentando salvar el incómodo silencio que parecía haber entre nosotros, me acerqué al estéreo, seleccionado mí Playlist para conducir.

Forever & Always - Taylor Swift sonaba en la emisora.

«Was I out of line?
Did I say something way too honest, made you run and hide
Like a scared little boy
I looked into your eyes
Thought I knew you for a minute, now I'm not so sure
So here's to everything coming down to nothing»

UN VERANO DISTINTO | CONRAD FISHER Where stories live. Discover now