Capítulo 32

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Después de días de tormenta, al final todos podían sonreír sin estar con el miedo constante al que no debía ser nombrado.
Los estudiantes corrían de un lado a otro, buscando el aula para su siguiente clase, subiendo y bajando las escaleras que se movían y les impedían llegar a tiempo.

Severus, al ver que todos sus alumnos estaban con una sonrisa en sus rostros a pesar de los regaños por no llegar a tiempo o no presentar sus trabajos en clases se sintió aliviado, ya nada podía opacar sus días, tenía lo que tanto quería, con lo que por mucho tiempo soño y añoró.

—Severus —entro Mcgonagall, tenía el rostro pálido con el ceño fruncido y claramente molesta —no puedo creer lo que es capaz de hacer Deimos.

— ¿Qué hizo? —le preguntó calmadamente.

— ¿Qué no sabés? —le respondió con otra pregunta, puso sus manos en la cintura y soltando un suspiro dijo: —tuvo una pelea con los hermanos del joven Black, los tres ahora mismo están en la enfermería y no sólo éso, Ronald está también ahí, en malas condiciones por así decirlo. Pero lo más impactante es...

Severus no la dejó terminar de hablar, se levantó de la silla y camino rápidamente hacia aquel lugar. La palabra molestó se quedaba corta para él.
Abrió abruptamente la puerta y lo vió, Deimos y los gemelos discutiendo desde sus camillas, Fred y George le amenazaban con lanzarle todos los cruciatus posibles.

—gracias a Merlín que llegaron —dijo Pomfrey desde la camilla de Ron —estos tres no pueden callarse e incomodan a Ronald, no pueden apiadarse del pobre en su estado.

Severus solo arqueó su ceja, miro a su hijo pidiendo explicaciones, Deimos solo lo vió por un segundo y volteo con claras gotas de sudor en su frente. Minerva, camino hasta la camilla de los gemelos y los silencio.

—Pomfrey, puedes explicarle a Severus lo que está pasando —le pidió, la mujer asintió y guío al director hasta su despacho para hablar más cómodamente o para evitar que hubiera más peleas —y en cuanto a ustedes —dijo la maestra refiriéndose a los tres jóvenes que se miraban con desagrado — ¡¿cómo se les ocurre iniciar una pelea?! Y no me vayan a poner de excusa a su hermano, señores Black —les advirtió al ver que iban a protestar —saben muy bien que las peleas está prohibido al igual que usar magia, tendrán una sanción muy severa por ésto. Deimos, tú no te salvarás del castigo, por continuar la pelea también serás castigado, miren en la condición que dejaron a Ron.

— ¡¿dejamos!? —dijieron a coro los gemelos

—profesora, quién dejó así a nuestro hermano no es nada menos que ese miserable que está en la camilla del frente —dijo Fred apuntando a Deimos —si no hubiera llegado, tenga por seguro que ahora mismo él estaría tres metros bajo tierra y eso que no estoy exagerando.

—opino lo mismo —siguio George —le advertimos en varias ocasiones que no hiciera lo que hizo, y ¿Nos hizo caso?, ¡No! Se merece estar donde está y estaría mucho mejor lejos de nosotros.

— ¡Ustedes empezaron la pelea! —grito Deimos —nosotros nos acercamos para hablarles civilizadamente y cuando se los dijimos, me golpearon y empujaron a Ron. No iba a quedarme de brazos cruzados, ustedes tienen la culpa que él esté ahí.

—no lo hicimos a propósito, fue un accidente

— ¡¡Suficiente!! —grito Minerva, cuando pensó que todo podía estar tranquilo... Llegan esos tres gritones que por poco y la dejan sorda —nadie diga una palabra más.

Después de unos minutos más, salió Severus junto a Pomfrey, el aura que soltaba hacia temblar de miedo a cualquier.

—avísame cuando Ron despierte —la enfermera asintió —Mcgonagall, puedes encargarte de los gemelos, yo me llevaré a Black y le daré su respectivo castigo —Fred y George sonrieron con satisfacción —Deimos, sígueme.

Amor Y Venganza Where stories live. Discover now