En "Destinos Entrelazados", nos adentramos en un mundo donde dos mundos aparentemente opuestos colisionan de manera inesperada. Lisa, una exitosa empresaria con una vida estructurada y expectativas familiares, cruza caminos con Jennie, una apasionad...
Lisa esperaba en una mesa apartada del elegante restaurante, nerviosa por su cita romántica con Jennie esa noche. Había reunido el valor para confesarle sus sentimientos y le pidió una cita formal. Jennie aceptó encantada, para su alivio.
Lisa se retocó el labial carmesí y acomodó un mechón de su cabello, normalmente recogido pero que ahora llevaba suelto en ondas. Quería verse perfecta para la ocasión especial.
De pronto la vio entrar, deslumbrante con un vestido negro entallado y el cabello adornado con una flor. Lisa contuvo el aliento, sintiendo que se le doblaban las piernas. Estaba simplemente perfecta.
-Wow, estás...luces bellísima -le dijo cuando Jennie llegó a la mesa, besándole la mejilla.
-Gracias, tú también estás despampanante -respondió Jennie con una sonrisa tímida.
Durante la cena conversaron animadamente, con una complicidad nueva en sus miradas. Lisa se sentía como en las nubes. Era tan fácil y natural estar con Jennie.
Después del postre, Lisa decidió sincerarse. Tomó las manos de Jennie sobre la mesa y la miró a los ojos.
-Jennie, desde que te conocí mi vida cambió. Me complementas de una forma que nadie más lo había hecho. Me haces inmensamente feliz. Estoy enamorada de ti. ¿Quieres que seamos más que amigas?
Jennie tenía los ojos brillantes de emoción.
-Lisa, yo también estoy totalmente enamorada de ti. Me has llenado de alegría y luz. Nada me haría más feliz que estar a tu lado.
Sellaron sus confesiones con un tierno beso. El primero de muchos. De la mano, abandonaron el restaurante con el corazón rebosante de dicha. Estaban seguras de que su relación tenía un hermoso futuro por delante.
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