❝𝑇𝑢 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑚𝑖 ℎ𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑙𝑚𝑎❞

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— ¡Venezuela!.— se emocionó un moreno pero aun de piel no muy oscura, de facciones redondas y gran pelo crespo, con un curioso y —sinceramente— tierno acento que sólo podría hacer sonreír al rubio.

— ¡Brasil!.— saludo con entusiasmo la pequeña Venecia, corriendo directamente a abrazar al de hermoso cabello verde.— Marico hace tiempo no te veía, ¿Cómo andas, como estás?.

— Estoy muy bien, estuve hablando con el señor Rússia.— explicó con una tierna sonrisa el de ojos amarillos con azul, mientras el chileno le dirigía un saludo y esté lo devolvía.

Al escuchar ese nombre los ojos achocolatados del tricolor se iluminaron, mientras sus pecas brillaban acorde a su forma.

— ¿El catire ya llegó? ¿Dónde anda?.— el brasileño no dudo en apuntar con sutileza a un albino tricolor de ojos azules, rasgos rudos y porte firme, sin mencionar su gran altura.— ¡Rusia!.

No más ese llamado basto para captar toda la atención del de ojos celestes cual témpano de hielo, buscando con la mirada al caribeño atlántico hasta conectar miradas, sacandole una suave sonrisa antes de acercarse a saludar.

— Mi pequeña Venecia.— saludo el ruso acercándose rápidamente hacia el trío, notando además al hermoso chico de ojos con heterocromia.— Chile, me alegra verlos a ambos.

— Hola Rusia, ¿como vas? ¿Alguna novedad?.— saludo el chileno y pudo notar como el albino relajaba sus músculos y hacia una sonrisa cansada.

— Pocas, mucho trabajo, y México me sigue confundiendo.— la mención del Norteamericano hizo que cierto par chasqueara la lengua.

— Mano, te voy a ser sincero, ese tipo no te conviene.— el suspiro cansado del de ojos celestes acompañó sus palabras.— Te habla a ti y luego le habla a Usa, por no decirlo de otra forma.— tomo una pausa, mirando desconsolado el brillo apagarse en la mirada contraria.— Ese ni lava ni presta la batea, catire deberías fijarte en alguien más.

— ¿Como tu?.— cuestiono ya resignado, buscando con la mirada al mexicano y consiguiendo lo en una ronda de coqueteo con el canadiense, al ver eso su ceño se frunció.

— Si.— volvió a llamar su atención.— Asi como yo.

El doble sentido de estas últimas palabras mandaron una señal al andino, el cual quiso reaccionar y colocarse entre ambos, pero cierta bomba ya había detonado cerca.

— ¿Pasa algo Russia?.— habló acercándose un chico de piel clara y hermosos ojos verdes, con unas estrellas de este color pintadas al rededor de los ojos.

El país Euro-asiático volteo a ver a su amigo con curiosidad, mientras el par de países andinos y el portugués volteaban también a verlo con intriga, siendo el venezolano quien conectó miradas.

— Siria.— nombro el rubio, causando que el de 2 estrellas sintiera que volvía a estar indefenso bajo la mirada de color chocolate.— Marico hace tiempo no te veía, ¿Cómo está la vaina? Ahí el yeti me dijo que aún anda terco con el marico ese.

Y ahí fue cuando recobro los sentidos y se dio cuenta de la sonrisa amigable del caribeño, recordando el echo de que, actualmente, era su amigo.

— Si es un terco.— suspiro volviendo a su seriedad habitual, pero sin poder evitar una sonrisa.— Todo bien, gracias por preguntar.

Brasil río con nervios al sentir el ambiente tenso, no hallando más solución que guiarlos a unas mesas cercanas para poder sentarse como corresponde, aunque cada quien se acomodo a su manera.

El Venezolano por ejemplo, se sentó en la mesa y puso los pies en la silla.

Por otro lado, un norteamericano revisaba su teléfono sin mucho interés, escuchando la conversación de su hermano a su lado sin prestar atención.

Mi Cultura (CountryHumans ·Venezuela·)Where stories live. Discover now