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Capítulo dos, el medio.
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EL ORGULLO ES UNA CARACTERÍSTICA bastante desagradable para algunos. Es una restricción implantada personalmente por ellos mismos y hace que personas hagan ciertas cosas solo por la existencia de este. Por ejemplo, hay familiares que se pasan toda su vida peleados solo por el hecho de que ninguno quiere romper el silencio gracias a que su orgullo se los impide. O quizás, al no querer lastimar tu orgullo, dijiste algo totalmente contrario a lo que pensabas. A veces, el orgullo te quita demasiadas oportunidades de hacer cosas que deseas, o necesitas, en lo más profundo de tu ser. Para algunos el orgullo es una cualidad positiva y para otros es una negativa. Todo depende de quien desarrolla la idea.
Lo que no se puede negar es que el orgullo nubla el juicio, y Kaz Brekker es el claro ejemplo.
Los tres cuervos habían llegado al club hace unos minutos y, mientras Kaz subió a su oficina siendo seguido por Inej, Jeper tomó un camino diferente.
— ¿Qué fue eso? ¿quieres decirme? — más que preguntar, lo demandó. Toda su presencia gritaba lo enojada que estaba.
Kaz se dedicó a revolver entre sus papeles tratando de encontrar una milagrosa solución al problema inminente — Se más específica.
— Teniamos una semana para saber como cruzar la sombra, y ahora ¿hasta al amnecer? — la idea sonaba peligrosa e imposible, a sus ojos Kaz solo estaba siendo ambicioso y ciego. — Digamosle que no.
La respuesta fue instantánea. — No.
La esperanza floreció dentro de Inej. Por fin parecia haber llegado algo de sentido común a la cabeza de su jefe. — ¿No al trabajo?
— No a decir que no. — No importaba que no tuviera todo el plan cubierto, él lo lograría.
— ¡No podemos ir! — le recordó con fuerza, parecía que él no recordaba que ella no era dueña de su propia vida. No habia forma de que ella pudiera ir.
— ¿No podemos? — espetó el chico con fuerza dignandose a verla finalmente
Inej, con la furia burbujeando dentro de su ser, levantó su mano, exponiendo el tatuaje en su muñeca — Yo no puedo ir.
Hubieron segundos en los que Kaz simplemente la miró a ella negándose a observar más de la cuenta esa marca en su muñeca. Finalmente dijo; — Lo harás. Tengo un plan.
Dicho eso volvió a revolver los papeles de su escritorio. Algo tenia que haber alli que le sirviera. Algo que lo ayudara a no tener que llamarla.
Inej miraba como él seguia dando vueltas y expuso — No lo tienes.
— Inej. — advirtió. Ella lo sabía, él también, hasta Jesper seguro sabía.
