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El joven príncipe mantenía una suave sonrisa en el rostro, frente a él estaba Chanyeol o mejor conocido como el chico resuelve problemas del pequeño pueblo aunque para él solo era su adorable esposo. La vida puede ser tremendamente curiosa, demasiado a decir verdad.

Durante tantos años se quejo de estar en un gran palacio, con todas las comodidades posibles y a pesar de no saberlo en ese momento ahora puede afirmar que su soledad era producto de no haber conocido que era el amor. Casarse con su amigo de infancia hubiese sido un sacrilegio, pero afortunadamente tal vez su madre o los dioses le brindaron la oportunidad de conocer a Park Chanyeol.

Le deseaba éxitos a su medio hermano Jongdae, siendo el heredero al trono. Ya eso no le interesaba en lo más mínimo.

No era un príncipe más, era solo "la curiosa esposa" del chico más atractivo del sitio, el maquillaje suavizo sus facciones el día de su boda y aunque Chanyeol se encargó de explicar que ella tenía un problema en la voz las personas no dejaron de especular. Por suerte eran algo supersticiosos, así que en vez de pensar que era un hombre creyeron que era una deidad del bosque. Vivir tan apartados de los demás tenía ventajas.

Eso para Kyungsoo estaba más que bien, así pocas personas se acercaban a su hogar y se evitaban las preguntas sobre hijos, puesto que la respuesta podría ser un simple "las deidades no se embarazan", por que rayos... si no fuera hombre ya tendría más de un mes de embarazo.

—Lo que pensaba, mi adorable príncipe es la musa de mi inspiración. — Chanyeol sonrío, contagiando al bajito que solo suspiro tontamente enamorado.

El alto no podía diferenciar colores, y aún se le dificultaba el arte de la pintura pero por lo menos era feliz haciendo diferentes formas, matices y contrastes que reflejaban su sentir hacía Kyungsoo. De acuerdo a Chanyeol, podría durar horas apreciando la hermosa figura de su esposo. Kyungsoo no le creía, pues estaba seguro que si de admirar al otro se tratara, él ganaría.

Ya fuera dormido, en el trabajo, o mientras hacían el amor él siempre estaba observando cada cambio en las expresiones, músculos y forma de actuar de Chanyeol.

—Por favor Park, deja de mirarme tanto me siento incomodo. — Sus pálidas mejillas tomaron un color rojo cálido, aunque a los ojos de Chanyeol solo era un contraste distinto de tonos que no podía explicar pero que resultaban hermosos. Kyungsoo era la creación más bella y perfecta de todos los tiempos, muchas veces cuando lo tocaba unas increíbles ganas de llorar se apoderaban de su pecho.

Su garganta se contraía y batallaba con no verse débil ante su esposo, Kyungsoo le producía tan fuertes sensaciones que sin duda era como tocar el cielo con la punta de sus dedos ¿esto es real? ¿Realmente me ama tanto como yo a él? Eran algunas de las preguntas que se cruzaban en su mente, pero ahí estaba Kyungsoo para abrazarle, para decirle que él era real y que era todo suyo.

—Te amo Kyungsoo, mi orgulloso príncipe. — Chanyeol aparto la mirada de su esposo, trago saliva y dejo los instrumentos de pintura a un lado de su cuerpo. En total calma se levantó para ponerse de rodillas frente al bajito. Besó su mano, sus nudillos y olisqueo la fragancia de flores de la piel del contrario. —Me alegra haberte encontrado en esas aguas pantanosas, el que seas alguien complicado de satisfacer en nuestra casa pero al mismo tiempo fácil de complacer cuando hacemos el amor. Siento por primera vez que esta es mi recompensa por haber soportado tanto dolor en el pasado. Eres mi tesoro más valioso, no. — Se corrigió, sus ojos estaban conectados con los grandes orbes de Kyungsoo. — Eres mi único tesoro.

Kyungsoo mordió su labio, estaba casado con un hombre tremendamente romántico, dulce y devoto a él. Era tan feliz. Sus ojos se aguaron, acaricio el rostro de Chanyeol, delineo con sus dedos su nariz, sus mejillas suaves, los labios delgados pero adictivos.

—Yo te amo, eres mi amante mariposa solo que no nos espera un final trágico. — Se explico Kyungsoo, tomo un poco de aire y sin importarle ensuciar su traje se arrodillo junto a Chanyeol. —  Gracias por ser tan paciente conmigo, sé que fue complicado y que le cause demasiados problemas a tú mejor amigo...

—Eso no importa, siempre supe que en tú interior había humildad. — Chanyeol beso suavemente los labios de Kyungsoo, sus cabezas levemente inclinadas a lados opuestos permitiendo que sus lenguas se rozaran. El sabor a té inundaba la boca del alto, le fascinaba.

Chanyeol libero la mano de su esposo para poder delinear su esbelta figura, su amor por el contrario era desbordante no existía un principio o un final pues era un bucle de agua cristalina y pura que volvía al mismo sitio, el deseo se apoderaba de su ser y el corazón le ordenaba latir, respirar y vivir solo por su esposo Kyungsoo.

—Te amo, te amo tanto. — Dijo el alto entre besos, Kyungsoo paso sus brazos por el cuello del alto jalando levemente el largo cabello castaño de Chanyeol.

—Entre tus labios encontré El dorado. — El joven príncipe atrajo de nuevo al alto, rozaron sus pechos pero deseaba mayor contacto y la posición era algo incomoda. Chanyeol parecía pensar lo mismo pues se levanto a regañadientes y ayudo a su esposo.

Caminaban entre tropezones, besándose con urgencia, Chanyeol no podía distinguir los colores pero mientras tenía sus ojos cerrados y sus labios unidos a Kyungsoo juraba ver destellos brillantes que le indicaban una y otra vez no abandonarlo, perseguirlo en esta y en todas sus vidas. Siempre juntos.

—Kyungsoo, mi adorable esposo. — Agitado por la excitación Chanyeol miro al bajito por última vez aún vestido bajo su cuerpo.

—Dime, mi adorable Chanyeol.

—¿Quieres casarte conmigo en esta y en todas nuestras vidas? — Beso sus labios en pequeños intervalos, Kyungsoo libero una pequeña risita correspondiendo cada pequeño roce de labios.

—Sería un completo idiota si no lo aceptara. ¿Quieres hacerme el amor siempre?

Chanyeol asintió, beso el cuello de Kyungsoo y luego de pensarlo unos segundos se ánimo a responder.

—Un día a la vez mi príncipe.

Por alguna razón inexplicable, las mejillas de Kyungsoo estaban ardiendo fuertemente. Su fuerte, varonil y tierno esposo no dejaba de susurrar pequeñas confesiones de amor a medida que le despojaba de sus prendas y él... no se sentía incomodo para nada.

Un día mi príncipe|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora