Capítulo 18

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*Una semana después* 

Narra Javiera 

Deje las cosas sobre el sillón junto a la ventana y me recosté en la cama, llevaba una semana viviendo en el hotel. 

Habíamos logrado avanzar un poco con la investigación, la familia seguía siendo parte de los principales sospechosos pero no teníamos a nadie para acusar de forma concreta. Sentí mi celular sonar y vi en la pantalla el nombre de Flavia, lo agarré y atendí, llevábamos algunos días sin hablar. 

*Llamada* 

– Hola Javi 

– Flavia, ¿todo bien? 

– Si, solo quería hablar contigo, ¿molesto? 

– No tranquila, recién llegue de la pega 

– ¿Cómo están las cosas? 

– Sabes que no puedo decirte nada 

– Perdona

– Tranquila 

– ¿Sigues en el hotel? 

– Si, no tuve tiempo de buscar un departamento por ahora 

– Entiendo, me gustaría ir a verte, ¿te sientes cansada? 

– Tranquila, está bien, ¿Segura que no tendrás problemas? 

– No te preocupes por eso, te veo en unos 10 minutos 

*Fin de la llamada* 

Me levanté de la cama y fui hasta el baño, me lave un poco la cara, necesitaba sentirme un poco más fresca, mire mi reflejo por última vez en el espejo, el dije brillo ante la luz que le daba directo. 

Pasaron varios minutos en los que intenté acomodar la habitación, Flavia es una persona sumamente organizada. Unos golpes en la puerta me avisaron que ella había llegado, abrí la puerta y sonreí al verla. 

– Hola linda– ella avanzó y dejó un pequeño beso en mi mejilla, me hice a un lado dejándola entrar

– Hola, ¿cómo estás? 

– Bien, quería venir a verte, te vez algo cansada– asentí algunas veces 

Realmente si me sentía cansada, los días en la brigada estaban siendo agotadores, agaché la cabeza un momento mientras cerraba la puerta, y si a eso también le sumaba todo los problemas que estuve teniendo por fuera con Maira y hasta con Flavia.

– ¿Sigues teniendo problemas para dormir? 

– Algunas veces si– la mire– pero no importa, ¿las cosas con Dante? 

– Está de viaje por unos días 

– Lo se, quiero saber si no te hizo daño 

– Tranquila, no– caminamos hasta los dos sillones en el costado, corrí las cosas que había dejado y nos sentamos– sabes… 

– Dime 

– Hoy estaba buscando algunas cosas y encontré esto– saco una hoja de su cartera y me la pasó– 25 años pasaron desde que escribiste esta carta 

– La había olvidado– desdoble la hoja para poder leerla– se la di a Emiliano, no creí que te la hubiese dado 

– Emiliano me dijo que tu no querías saber más de mí después de esta carta, la leí tantas veces que la se de memoria 

– ¿En serio? 

– Claro– me miró unos segundos antes de empezar a recitar la carta 

"Flavia: Te amo, te amo con todo lo que soy y tengo, lamento mucho que lo nuestro no haya funcionado. Siempre vas a ocupar un gran espacio en mi corazón, porque fuiste la primera persona de la que realmente estuve enamorada y eso no se va a ir de un día para el otro aunque lo intente y creo que lo estoy logrando. 

Espero que seas muy feliz a su lado y que logres todo lo que te propongas, aunque yo no esté ahí para verte disfrutarlo. Te mando esto porque necesito un cierre, una despedida, no dejar todo como si nada paso para yo también poder seguir y no sentir que tengo algo pendiente con vos.

Nunca voy a olvidar la sensación de protección que sentí la primera vez que me abrazaste, esas mariposas en el estómago, nunca olvidaré tu mirada, esa mirada cálida que me atrapo sin pensar y tampoco voy a olvidar la fecha del día en el que empezó todo.

Te amo, J.C." 

– Perdona– estiré mi mano a su mejilla para secar las lágrimas que estaban cayendo– no quise lastimarte 

– Necesitabas escribir eso 

– Estaba molesta, saber que te casabas fue duro– seguí acariciando su mejilla

– Me sirvió mucho esta carta 

– ¿Por qué? 

– Porque me aferre a ella, era lo último que tenía tuyo– le devolví la hoja, Flavia vuelve a doblarla y la guardo– ¿y las cosas con Maira?

– Hace tantos que las cosas entre nosotras que estaban mal, creo que se nos escapó de las manos 

– ¿Tú la amas? 

– No. 

– ¿Qué sientes por ella? 

– Hoy, no lo sé, pero la quise 

– ¿Por qué peleaban? 

– Por muchas cosas, pero una de las principales era el collar que me regalaste 

– ¿El collar? 

– Prometí no quitármelo y cuando empezamos a salir se lo dije 

– ¿Ella sabe que yo te lo regale? 

– No creo, pero sabe que es importante para mi, tener el collar siempre puesto hizo que sintiera que me acompañabas 

– Hice lo mismo, era como tenerte a mi lado 

– ¿Quién lo iba a decir? 

– ¿Qué cosa? 

– Que después de tantas cosas algún día estaríamos así– nos señale a las dos– hablando en una habitación de hotel e intentando entender qué es lo que se supone que sentimos 

– Yo tengo en claro lo que siento por ti Javiera 

– ¿Segura?, porque acá de las dos, tú eres la que está casada 

– Lo se, pero te aseguro que no será por mucho tiempo más, quiero jugármela por ti 

No se si es amor Where stories live. Discover now