11

1K 52 1
                                    

Cuando entre a la habitación de Sarah la encontré tendida en su cama, viendo el techo con una sonrisa de oreja a oreja, como si hoy fuera el mejor dia de su vida.

-¿y esa sonrisa?.- dije llamando su atención, con una sonrisa burlona en mi rostro.

Su carita se iluminó cuándo me vio entrar pero rápidamente cambió a una de preocupación.

-¿que te paso en la nariz?.-preguntó preocupada  mientras me jalaba a su cama para que me sentara en ella.

-Larga historia.- canturre rodando los ojos.- eso no importa ahora, necesito que me cuentes porque estás tan feliz. ¿Acaso el motivo se llama John B?.-chillé emocionada

Ella asintió con una tímida sonrisa.

¡Lo sabia! Mis ships siempre se volvían realidad, lo manifeste.

Lo sentia por Topper, claro. Ya no me caía tan mal pero no era el novio que Sarah merecia.

-cuentamelo todo.- hable emocionada mientras me acomodaba para escuchar todos los detalles.

Me contó todo lo que hicieron el tiempo que pasaron juntos, desde que se colaron en un barco sin boleto, fueron de compras, fingieron ser estudiantes de universidad y finalmente me contó sobre el beso.

Un beso bajo la lluvia.

Mierda, ¿por que no me ocurren cosas románticas como esas?

-¿te beso?.- dije con la boca abierta sorprendida.

-Nos besamos.- chillo y comenzamos a brincar en la cama emocionadas, como si de unas niñas se tratara.

-pero ¿y Topper?.-le pregunté dejando de brincar.- terminaras con él ¿verdad?.

Ella se volvió a tirar a la cama y tapó su cara con una almohada ahogando un grito.

Se quedó minutos pensando y finalmente hablo.

-Dejaré a Topper, ya lo decidí.

Mierda, eso le iba a doler a Topper.

Lo iba a terminar y lo haría para estar con un pogue.

Algo me decía que las cosas se iban a poner feas.

Pasamos lo que restó de la noche hablando, insistió mucho en saber lo que me había pasado en la nariz.

Yo inventé una excusa muy estupida, le dije que habia chocado con la pared. ¿Me creyó? Claro que no Pero al menos dejo de insistir.

No quería ocultárselo, pero tampoco quería que la estupida rivalidad de kooks y pogues la preocupara.

(...)

Eran las dos de la mañana y yo aún no podía dormir, volteé a ver a Sarah que dormía profundamente y la abrigué ya que hacía algo de frio.

Me levanté de la cama y me dirigí hacia la cocina por un vaso de agua.

En cuanto comence a bajar las escaleras me pareció ver la luz de la sala encendida. Al parecer alguien más en esta casa no podía dormir.

Comence a caminar con los pies descalzos hacia la sala. Todo estaba tan callado y oscuro, la única luz era la que provenia de la sala.

Juliette |rafe cameron|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora