Primera vez

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La tensión era palpable, las miradas de Ainhoa y Luz se encontraban mientras la pelirroja avanzaba por el pasillo hasta llegar a Luz que estaba en la puerta de su habitación.
Cada segundo que pasaba parecía cargar el aire con una electricidad irresistible. Ainhoa vio que Luz traía algo en la mano, y para romper el hielo el preguntó.

"Ahora verás que es,  impaciente"

Abriendo la puerta con las manos temblorosas, entraron ambas a la habitación.
Ainhoa y Luz se sentaron en la cama, y Luz le dio la libreta que cargaba.

Ainhoa no podía creer que cada pàgina de esa libreta, estaba llena de retratos suyos. A medida que hojeaba las páginas y admiraba los dibujos que Luz había creado, sus ojos se llenaron de asombro y admiración.

Ainhoa: "Son preciosos, Luz."

Luz sonrió tímidamente, encogiéndose de hombros.

Luz: "Bueno, yo quería pintar el mural del hotel, pero fue el día que tú te fuiste de mi casa, y solo me venías tu a la cabeza".

Ainhoa se inclinó y besó suavemente el hombro de Luz, una expresión de gratitud en su rostro. Luz respondió con un beso en los labios, sus labios apenas rozándose, pero la tensión en el aire crecía con cada contacto.

Se quedaron sentadas en la cama a una distancia casi insoportablemente cerca, sus miradas intensas mientras compartían este momento tan íntimo. Luz habló primero, su voz un susurro lleno de deseo.

Luz: "Ainhoa, no puedo aguantar más. Necesito sentirte por completo, pero... no tengo idea de cómo hacer esto."

Ainhoa rió, sintiendo sus propios nervios a flor de piel. Colocó una mano en el muslo de Luz, y aunque al principio Luz se tensó, no la apartó. Era como si ambas estuvieran bailando al filo de la precipitación, deseando pero temiendo dar el siguiente paso.

Luz: "Que no tenga idea no significa que no me muera de ganas"

Las palabras de Luz llenaron la habitación con un calor ardiente, y Ainhoa se sintió abrumada por la pasión contenida en esas palabras. Cogió la mano de Luz y comenzó a deslizarla por su rostro, cuello y pecho, acariciándola con ternura y deseo.

Ainhoa: "Contigo me siento segura y tranquila y no tenemos que hacer nada que no queramos"

Luz sostuvo la mano de Ainhoa con firmeza, permitiendo que sus caricias la llevaran a un lugar de intimidad compartida. Lentamente, Ainhoa guió la mano de Luz por su cuerpo, explorando cada centímetro de su piel con una delicadeza que irradiaba amor y deseo.

Con un gesto suave pero decidido, Ainhoa inclinó a Luz hacia la cama. Subió un poco el vestido que Luz llevaba, revelando su piel suavemente iluminada por la luz de la habitación. Besó su abdomen con ternura, sintiendo cómo Luz respondía arqueando su cuerpo y contrayendo las piernas.

La mirada de Ainhoa se encontró con la de Luz desde abajo, y ambas compartieron una sonrisa llena de complicidad y emoción. Había un entendimiento tácito entre ellas, un reconocimiento de la belleza y vulnerabilidad de ese momento.

Ainhoa continuó sus besos, explorando el cuerpo de Luz con una combinación de pasión y ternura. Cada caricia, cada beso, era un testimonio de su deseo mutuo y de la conexión que habían forjado. Luz gemía suavemente, sus manos temblando ligeramente mientras acariciaba el cabello de Ainhoa.

Luz: "Ainhoa..."

La voz de Luz salió entrecortada, llena de emoción y deseo. Ainhoa dejó un último beso en su abdomen antes de deslizar sus labios lentamente hacia arriba, siguiendo un sendero de besos a lo largo de su piel.

Emociones dormidasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora