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Harry estaba tan nervioso durante la cena que se le cayó el vaso

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Harry estaba tan nervioso durante la cena que se le cayó el vaso. El vidrio se rompió y la bebida se derramó, pero viviendo con dos magos, no era un problema. Sirius enseguida hizo un hechizo que regresó el vaso a su estado original y restauró la bebida, mientras que Remus estaba más preocupado por revisar las manos de Harry en caso de que se hubiese lastimado.

Esto sólo hizo que se pusiera más nervioso.

Cuando terminaron, Remus envió a Sirius a hacer un mandado en su motocicleta mágica. Le gritó que no se dejase ver por muggles ebrios de nuevo porque ya corría un rumor en esa zona de la ciudad sobre un extraterrestre que viajaba en una moto voladora durante la noche. Sirius sólo se carcajeó y se marchó sin prometer que no se dejaría ver.

—Nunca cambia...—Remus suspiró con una mezcla de resignación y diversión.

Remus le daba turnos en las tareas domésticas para que trabajase en su sentido de la responsabilidad, pero no eran ni de cerca la misma cantidad de trabajo que tenía cuando vivía con su tía. De hecho, Remus estuvo tan horrorizado cuando Harry comenzó a contarle todo esto que apenas lo dejaba hacer gran cosa aparte de cuidar de los lirios, lo envió con un psicomago al que todavía veía y estaba bastante seguro de que había discutido con Dumbledore en más de una ocasión.

Siempre era tan atento que resultaba imposible que no se diese cuenta de que algo pasaba si Harry permanecía parado a unos pasos de él mientras lavaba los platos, los secaba y acomodaba con magia. El mago lo miró por encima del hombro y le mostró una sonrisita.

—¿De qué quieres hablarme, Harry?

Harry lamentó ser tan obvio y titubeó, pasando su peso de un pie al otro y jugando con su cabello.

—¿Recuerdas...la conversación esa...la de Draco? Lo que yo, uhm, los sentimientos, eso, sí...

—¿Qué acordamos sobre los sentimientos, Harry?

—Usar palabras más específicas si sabía cuál era el sentimiento y describirlo si no lo identificaba —musitó Harry. Era algo que el psicomago le había pedido a Remus que hiciesen en casa.

—¿Entonces...?

Harry emitió un sonidito frustrado.

—Que me gusta Draco. Eso.

Remus asintió y se dio la vuelta en cuanto todos los platos y utensilios estuvieron en su sitio.

—¿Qué pasa con eso, Harry? Creo...terminó con su novia, ¿no? Era la señorita Parkinson, ¿cierto?

Harry asintió y tardó un poco más en hablar.

—Quisiera...yo...a ti te ha gustado alguien antes, ¿verdad? Digo, cuando estudiabas...seguro te gustó alguien...

—Sí, había un "alguien" —Remus sonaba divertido ahora.

—¿Y...y qué hiciste?

—Le tiré un libro a la cabeza cuando tuve oportunidad de besarlo, salí corriendo y lo evité durante tres semanas porque estaba tan avergonzado que quería hundirme en el Lago Negro —Remus hizo una pausa—. No seas como yo, por favor.

HopelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora