15.WIN

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Se ha ido, se ha marchado, y lo ha hecho para siempre.

Cuando entro en casa, puedo notar el vacío que ha dejado… se acaba de marchar.

Cierro los ojos y me dejo caer en el suelo.

Esto tenía que pasar, en el fondo de mi alma siempre lo he sabido, pero no sabía qué me iba a doler tanto. Así es como debe ser.

Entonces, ¿por qué estoy hecho polvo? ¿Por qué duele tanto?

Decido levantarme. He de ducharme. Tal vez el agua pueda arrastrar consigo esta agonía.

Al salir de la ducha, el dolor no ha hecho más que aumentar. Sí, se ha ido. Más vale que lo aceptes cuanto antes.

No hay vuelta atrás. No voy a renunciar a mis votos. No, yo soy fiel a mis creencias.

Se acabó. Nunca más. Nunca volveré a probar las delicias de la carne.

Jamás.

Me seco el pelo con sombría determinación.

Bueno. Hay que pasar página. Debes volver a centrarte.

Cojo el móvil y llamo a mi madre. Quedamos para comer mañana. Me nota triste, pero le digo que solo estoy cansado.

No lo entiendo. Lo tengo claro, pero no puedo evitar sentirme como una auténtica mierda.

¿Qué me pasa?

En el fondo sé lo que me pasa.

He vuelto a sentirme vivo desde que lo conocí, a pesar de que haya sido en esas condiciones, él ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

Estos últimos días han sido los mejores de mi vida. Pero no siempre se puede tener lo que uno desea.

Voy a la cocina.

No tengo hambre, pero no he comido y ya es casi de noche. Examino el contenido de la nevera.

Pero no me apetece nada de lo que hay.

Me preparo un café con leche y me lo bebo de mala gana. Abro el portón y salgo al porche.

No se oye nada, pero el mundo sigue adelante. Y eso debo hacer yo, seguir adelante.

Miro el techo del dormitorio. No consigo conciliar el sueño. Me atormenta el olor al perfume de Bright, que sigue impregnado en mis sábanas.

Esta va a ser mi penitencia. Vivir sin él. He de purgar mis pecados.

Respiro hondo y miro el despertador, ya son más de las dos de la madrugada. Me doy la vuelta y, tras aspirar fuertemente para llenarme de su olor, cierro los ojos.

Abro los ojos al notar la suave luz de los primeros rayos de sol. Son cerca de las siete de la mañana. Estoy hecho polvo, pero decido salir a correr.

La música suena a todo volumen en mis oídos mientras mis pies golpean la tierra del sendero por el que corro todos los días.

Me duele todo, pero hago como que no me afecta, como que estoy bien.

Corro todo lo deprisa que puedo, intentando dejar atrás el dolor, no lo consigo.

Olvídalo. Bright no es para ti.

Vuelvo a casa. He de arreglarme para ir a comer con mi madre. Una vez dentro de la ducha, una idea acude a mi mente.

Tengo que despedirme de él como es debido. Tengo que volver a verlo para poder decirle adiós.

Quiero pensar cómo puedo hacerlo, no va a ser fácil que me deje hablar. La ansiedad se desata en mi interior.

EL SACERDOTE Where stories live. Discover now