IV

14K 480 32
                                    

Llevaba varios días escuchando a Sara insistir en que debíamos ir a otro partido.

Me negaba. Rotundamente.

Lucas se había puesto malo con fiebre y mi madre me había echado la bronca por no estar pendiente de él.

– Ada, ¿puedo poner los dibujos en la televisión?

Miré a mi hermano y asentí mientras iba a la cocina a preparar sopa.

Sara me hizo una videollamada y se lo cogí mientras yo preparaba la comida.

– Pedazo de cerda, me tienes abandonada.

Me encogí de hombros y la miré sonriendo.

– Acabo de quedar con un chico, voy a tu casa y te cuento.– dijo y me colgó.

Reí negando con la cabeza y terminé de hacer la comida.

Llevé un cuenco a Lucas y después me senté a comer.

Estaba terminando cuando tocaron al timbre.

Abrí encontrándome con Sara.

– Madre mía tía, ha sido una auténtica locura.– dijo entrando.

Cerré detrás de mí y la seguí viéndola sentarse y comerse mi comida.

– ¿Has escuchado eso de tocar el cielo? Pues así estaba yo.

– Eh... Sara, no quiero detalles.

– Estás amargada cielo. Necesitas un buen polvo.

La miré abriendo los ojos y le tapé la boca.

– Preferiría que mi hermano no se enterara de todo esto.

Fui al salón y vi que Lucas estaba dormido.

Lo arropé y después fui con Sara a mi habitación.

Me senté en mi silla giratoria y me puse a ver unas fotos que tenía en frente.

Me giré encontrándome a Sara abriendo mis cajones de ropa interior.

– ¿Qué se supone que haces?

– Cariño, tienes que cambiar de productos eh. Así no vas a conseguir mucho.

– Que pesada eres Sara, no quiero conseguir nada.

– Ada, no puedes pasarte el resto de tu vida amargada solo porque un tío haya sido gilipollas por no ver que eres increíble.

La miré fijamente y me crucé de brazos.

– Es obvio que el amor duele, pero cuando encuentras a la persona correcta merece la pena.

Puse los ojos en blanco.

– Los tíos ahora solo te quieren para follar, Sara.

– Pues mejor que me lo pones. ¿Qué tiene de malo echar un polvo? No hay sentimientos de por medio.

Me llevé las manos a la cara y suspiré.

– Tienes dieciocho años cielo. Cuando te quieras dar cuenta vas a darte cuenta de que no has experimentado hasta encontrar a la persona correcta.

– Como si eso existiera.

– ¿Y por qué no? Que tus padres no sigan juntos no quiere decir que todas las parejas del mundo también.

– Sara

– Es la verdad. Vamos a irnos a comprarte cositas monas y esta noche vamos a salir, aunque sea para dar una vuelta.

La miré y me miró haciendo pucheros.

– Imagínate dar un braguetazo y salir con un chico forrado de pasta.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Where stories live. Discover now