Habían pasado varios días desde todo.
Gavi no se había movido de mi lado nada más que para irse a casa a ducharse y dormir una hora.
Su madre había estado viniendo para hacerme compañía mientras Gavi se iba y Lucas se pasaba las horas jugando con niños del hospital.
Por suerte la herida no se había infectado y me habían permitido poder levantarme por la habitación al menos para mover las piernas.
– ¿Qué se supone que haces de pie?
Me giré encontrándome a un Gavi que venía del entrenamiento.
– Las enfermeras me han dicho que puedo levantarme, siempre y cuando no fuerce.
Me miró fijamente y entonces se acercó para darme un beso.
– ¿Qué tal el entrenamiento?– pregunté una vez se separó.
– Bien. Xavi me ha echado la bronca hoy.
Sonreí y lo vi quitarse la sudadera para dejarla sobre el sofá que había en la habitación.
– A saber que has hecho.– murmuré.
– Nada. Cabrearme.
Me eché a reír y lo miré sonriendo.
– ¿Y mi madre y Lucas?
– Lucas jugando con los niños y tu madre ha ido a por una botella de agua para mí.
Me senté en la camilla y le vi acercarse.
– ¿Has dormido bien?– preguntó mirándome.
– Mejor. ¿Y tú?
– Bien.
Lo miré sonriendo. Estaba de buen humor.
Estaba claro que dormir en la camilla conmigo le había dejado de buen humor.
– ¿Sabes cuando te dan el alta?– preguntó.
– Pues... tiene que venir ahora el doctor a revisar la herida y si todo está en orden puede que me lo den esta misma tarde. Aunque claramente tendría que seguir curándome en casa.
– Yo me encargo de eso.– dijo.
– Cariño, igual me hundes más la herida.
Le vi mirarme con los ojos entrecerrados y me eché a reír.
Le vi darme la espalda totalmente indignado y fui hasta él para darle un abrazo, pero se negó.
Sonreí y tracé mi plan estratégico.
Así que me encogí un poco y empecé a quejarme.
Entonces Gavi se giró a una velocidad de vértigo y se acercó a mí.
– Nena...
Me incorporé un poco y le di una sonrisita.
– Cabrona.
Me abracé a él y puse mis pies sobre los suyos.
Gavi empezó a andar por la habitación y me reí. Parecíamos dos pingüinos.
Tocaron a la puerta y entonces me bajé de sus pies para después gritar que pasaran.
Vi al enfermero mirarnos a ambos y después de saludar, se acercó hasta mí.
– ¿Te han hecho el examen de revisión?
Negué con la cabeza mirándolo.
Tenía pinta de ser un médico bastante joven, y siendo sincera era guapísimo.
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.