• 09 •

171 24 2
                                    

ALLISON VIDRIO




Estaba guardando mis cosas ya que era la hora de salida, pero antes de llegar a casa quería ir a ver unas cosas, una de esas cosas es una guitarra que durante años ha llamado mi atención.

No se como es posible que aún no haya sido vendida, papá no me la ha querido comprar por que dice que eso me va a distraer de mis labores escolares, pero está muy equivocado. Sofía me había invitado a un concierto de una de nuestras bandas favoritas, no eran muy conocidos pero al bar en el que íbamos era muy aclamado.

Terminé de guardar mis cosas y sali de los vestidores mientras desenredaba los cables de mis audífonos, me dirigí hacia mi auto, e  donde me encontré a mi hermana y Alan de camino. Parecía que seguía encaprichada con ese idiota.

— Miren quien viene ahí, la inadaptada de Allison Vidrio — se burló de mi haciendo que los orangutanes de sus amigos comenzarán a reír de su pésimo comentario.

Nailea veía hacia otro lado sin decir ni hacer nada, actuando como un muñeco. Bueno, no me queda de otra.

Me acerqué a Alan, quien me veía extrañado de como me había acercado. Ocurrió demasiado rápido, no le dió tiempo de actuar cuando ya estaba en el piso, le estaba aplicando una especie de llave mientras aprisionaba su cabeza con mi rodilla haciendo la suficiente presión como para se quejara.

— ¿Decias? — pregunté burlona

— Allison ya déjalo — Nailea intervino observando a los amigos de Cervantes, quienes se reían de la situación

— No hasta que deje de ser un idiota y aprenda a respetarme — respondí

Alan se quejaba bajo mi presión, pero no pasó mucho hasta que sentí como me tomaban de la cintura y me elevaban, haciendo que perdiera el control de la llave.

Cuando me dí cuenta de quien era, quería matarlo. Maldito y estúpido Sebastián Córdova.

— Bajame — pedí pataleando un poco, pues  aún me tenía sostenida en el aire.

— ¿Que le estabas haciendo a Cervantes? — preguntó burlón mientras me soltaba cerca de mi auto.

— Eso no te importa a tí— escupí molesta, saqué las llaves de mi auto y rápidamente me subí en el.

— ¿Vas a enojarte? ¿En serio? — me miró fijamente— Pensé que ya éramos amigos de Filosofía — dijo burlón mientras yo le daba una mirada matadora

Lo odio.

No respondi, simplemente encendí el auto y comencé a manejar fuera de este lugar.

☻☻☻☻☻☻



Me estacione afuera de la tienda de discos, revisé mi cartera y al menos me alcanzaba para un par que necesitaba en mi colección.

Miré por el espejo retrovisor antes de salir del auto, entonces me dí cuenta de que atrás estaba estacionado Alan Cervantes. Sonreí con malicia antes de pisar nuevamente los pedales del auto, ups, creo que accidentalmente se puso en reversa y ahora he chocado el auto de Alan.

— ¿¡Que mierda te pasa!? — lo escuché gritar desde su auto, yo asome mi cabeza por la ventana y eleve mis cejas fingiendo sentirme mal.

— Oh cuanto lo siento, no me di cuenta que estabas ahí atrás — abrí la puerta del auto y me bajé.

— ¡Estás loca mujer! — gruño

El siguió quejándose, pero yo no le hice caso y terminé por entrar a la tienda.

Estaba escuchando música por mis audífonos mientras observaba y elegía algún disco, en realidad el de Taylor Swift es de mis favoritas pero es algo que casi nadie sabe por qué me tienen en el concepto de bad girl.









SEBASTIÁN CÓRDOVA







Me senté afuera de una tienda  mientras encendía mi cigarrillo, había conducido lejos de la loca de Allison.

Vaya que mi felicidad se esfumó bastante rápido, la observé estacionarse frente a la tienda de música. Pensé que se iría, pero en cambio estrelló su auto contra otro que estaba atrás, al poco rato me dí cuenta de que era el de Alan cuando estaban discutiendo. ¿El la había seguido?

Seguramente solamente lo hizo para hacerlo enojar y terminar discutiendo, Allison siempre hacia eso y ella siempre salía ganando. Más bien siempre lo dejaba hablando solo, como ahora que simplemente entró a la tienda y lo dejó quejándose ahí

Apague el cigarrillo y mejor fui con ella, entré a la tienda y quise hacerlo sin que se diera cuenta. Pronto la vi en los pasillos en donde estaba la música de esa rubia, Taylor Swift.

De lo que uno se entera solamente observando. Ella se quedó con ese disco y después buscó otro antes de ir a la caja.

Se dió vuelta ya con una bolsa en mano, pero la ví dirigirse a donde había una guitarra cerca del ventanal. Pasó sus dedos en las cuerdas de una en color blanco, entonces la ví sonreír, era la primera vez que la veía así de esa manera.

Era la primera sonrisa verdadera que le conocía y vaya sorpresa, la conocí mientras ve ese instrumento. Eso me deja claro que ella en verdad desea tenerla.

Pronto ella se dió la vuelta y nuestras miradas conectaron, me puse algo nervioso pero logre disimularlo justo cuando ella venía hacia aquí sacándome de ese pequeño trance.

— ¿Me estás siguiendo? — preguntó

—No, vine a comprar unas cosas — me excuse rápido mientras ella se cruzaba de brazos — ¿Ahora no puedo hacer eso?

— No por que me estás siguiendo— aseguró una vez más— lo estás haciendo desde que entré a la tienda — tenía mucha razón— se que te tengo bastante enamorado, pero dame mi espacio personal por favor

La miré con cara de pocos amigos, pero poco le importó por que comenzó a caminar a la salida conmigo a su lado.

— Ya quisieras — dije y ella soltó una risa amarga — ¿Que harás esta noche?

— Estudiar— murmuro cuando caminabamos rumbo a su auto.

— Pensé que saldrás hoy — ironice — ¿Tu pretendiente no te invitó a salir hoy?

— Estoy esperando a que lo haga — hizo pucheros , abriendo la puerta de su auto y entrando a este.

— ¿Quieres salir esta noche? — le pregunté... ¿Sonriente?

— Oh... — sonrió levemente— No

Y entonces encendió el motor de su auto para comenzar a irse y dejarme aquí, como siempre me deja con la palabra en la boca

Esperen ¿Me ha dicho que no?

Mugrosa mocosa, me ha dicho que no.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora