Capítulo dos: Barquitos de Papel

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Contenido maduro: Malas palabras, violencia

Kevin recordaba que esa mañana mientras ayudaba en el comedor, su padre tenía las noticias a todo volumen desde el frente del mesón. Una entrevista dedicada para el empresario más brillante del momento, Alessandro Rossi, donde compartía un par de sus secretos sobre como dominar el mundo de los negocios.

En uno de los momentos, el entrevistador le preguntó cómo es que decidió terminar relaciones con uno de sus más grandes compañeros en la industria. El Señor Rossi contestó a esta interrogante, con suma elegancia: —¡Es como en el futbol! Todo es un trabajo en conjunto ¿no? sin embargo, si el jugador causa molestias para el equipo: ¡Tarjeta roja! Sencillo, o juegas según las reglas o te retiras del partido— concluyó.

"Tarjeta roja" Kevin veía la tarjeta roja de su casillero mientras recordaba el espeluznante discurso de Alessandro Rossi. Finalmente se había vuelto un estorbo en el partido. Antes le parecía que era más como un espectador, pero ahora se encontraba en la cancha y al parecer, ningún equipo estaba de su lado.

Después de leer "¡Es hora!" en las notificaciones de su teléfono, sabía que le restaban nada más segundos para empezar el día más caótico de su vida -hasta el momento-. Respiro y miró a ambos lados, pensó que tal vez exageraba, cerró su casillero y, de pronto, un empujón desde atrás hizo que besara el frío metal de la estructura.

Con dificultad volvió a encontrar su equilibrio y revisó si su labio no se había cortado por el impacto. Por el momento no sangraba, pero su boca ardía, tanto como sus venas que hacían que recorriera la adrenalina cada vez más rápido. Debía sobrevivir, pero no tenía idea de cómo. Debía ir a clases, pero temía que lo esperaran con más fuerzas.

Sonó el timbre. Ya iba tarde.

—¡Qué parezca un accidente! ¡un accidente!— Comenzó a caminar más rápido y no prestó atención a lo que decían, no sé enteró de cómo, pero uno de los muchachos puso su pie frente a los suyos y de nuevo golpeó su boca, aunque ahora contra el piso. Se levantó de inmediato, no revisó su labio, sentía perfectamente como la sangre corría por su mentón, no necesitaba más pruebas.

Ese día sería un día difícil.

Llegó a su salón, el profesor le entregó el reporte, no protestó y el profesor tampoco. Los compañeros de su salón cuchicheaban, casi eran audibles sus murmuros, pero el vecino de atrás, Charles, se mantenía callado. El becado pensaba que era de esperarse, una vez las cosas se ponían feas no había nadie quien pudiera parar la cacería de brujas.

"Debería darme de baja" pensó sonriendo mientras sentía como todos en su salón lo miraban con hambre de destazarlo. Estaba en medio de sus pensamientos, cuando tres alumnos de segundo llegaron a la puerta de su salón y se reunieron con el maestro.

—Queríamos hablar con Kevin, Kevin Hernández— el maestro buscó con la mirada al bajito y este negó con su cabeza, intentando darle alguna señal.

—Es él— dijo ingenuo el profesor —¿para qué lo quieren? —

—Tenemos un proyecto extracurricular y... lo necesitamos— una clara excusa inventada en el momento, por el más alto de los tres. El maestro dudó un poco, sin embargo, accedió pensando que para el becado debía ser una importante lección de finanzas.

—Ve, ve, ve, tus superiores te necesitan— Lo obligó a ponerse de pie, y una ola de silbidos y aplausos lo empezaron a ensordecer. El pelinegro intentó buscar apoyo en su amigo rubio y este solo desvió la mirada.

—Verga— pensó y salió.

Lo siguiente que recuerda es como le atajaron un golpe en la boca del estómago, el golpe que lo hizo despertar; ya lo habían estado golpeando antes, pero no recuerda ni uno solo, solo ese que lo hizo toser. Escuchaba como los muchachos que lo hostigaban expresaban lo mucho que querían golpearlo desde el primer día de clases y que no esperaban que la 'Señorita Rossi' les diera luz verde.

Chicas antes que flores (Boys Over Flowers Gender bend)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora