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11 de diciembre de 1964

Aquella mañana había despertado solo en la biblioteca.

Y desde ese día no había vuelto a ver al menor, como si hubiese desaparecido del hospital. No se le hizo extraño, pues era un lugar enorme, pero si le deprimía un poco, ya que parecía ser su único amigo.

O al menos eso creía.

—¡Hola, Wilbur!

La voz del rubio de ojos verdes lo saco de sus pensamientos, alzando la mirada hacia él de inmediato, algo asustado. Le había tomado desprevenido.

—Hola, Dream...

—Creímos que te había tragado la tierra. Realmente es complicado encontrar a una persona en este maldito lugar.

—¿Cómo es que ustedes siempre están juntos...?

Los dos contrarios se miraron en completo silencio, ambos sonriendo tímidamente.

—Compartimos habitación— habló esta vez Sapnap.

Wilbur decidió ya no indagar más.

—Solo veníamos a invitarte a desayunar. ¿Quieres o prefieres esperar a que te den algo de comer los médicos?— cuestionó Dream, alzando una ceja con obviedad.

—¡Claro que quiero!

El castaño no sabía mucho sobre el hospital psiquiátrico, pero lo poco que sabía hasta ahora era que no daban demasiada comida en ese lugar. No podía desaprovechar esto.

—¡Bien! síguenos entonces.

Él simplemente obedeció, yendo detrás de ellos.

Mientras caminaba, no pudo evitar pensar en Quackity.

Quería saber donde estaba o que hacía. ¿Por que aún no había logrado encontrarlo?

—¿En serio es tan complicado hallar a alguien...?

—¿Te refieres a localizar a una persona en estos pasillos?

—Sí...

—Lo es.

Asintió, comprendiendo.

—Ponte cómodo, Wilbur. Y no te preocupes, aquí nadie nos descubrirá— tranquilizó el rubio.

—¿Donde estamos...?

—¡En un almacén!

—Nadie viene aquí porque está cerca del sótano, el cual es un lugar prohibido para todos— agregó Sapnap.

Comenzó a meditar sus palabras, bastante extrañado, pero aún así no quiso averiguar sobre el tema. Presentía que entre menos supiera más a salvo estaría.

El pelinegro le pasó un pedazo de pan con mantequilla y una botella de agua cerrada, casi diciéndole con la mirada que no había podido conseguir nada mejor.

Algo era algo.

—Necesito encontrar a un chico llamado Quackity... ¿no lo conocen?— pregunto cuando por fin paso bocado, observándoles atentamente.

Sapnap y Dream se miraron extrañados, pero negaron de inmediato con la cabeza.

—¿Donde lo conociste?— preguntó el rubio con curiosidad.

—Pues... él estaba ese día con ustedes, en la biblioteca.

El pelinegro frunció ligeramente el ceño, bajando la mirada hasta el suelo, pensativo.

—No... no sabemos quien es...— dijo Sapnap en un murmullo, algo receloso.

Wilbur se extraño, pero solo asintió, volviendo a pasar bocado.

El rubio solamente lo miraba en silencio. Sus ojos irradiaban lástima y cierta tristeza, pero no decía nada. Aunque no sabía si era por él.

El ambiente de la nada se había puesto pesado. Al menos para el castaño, quien se levantó cuidadosamente de donde estaba, sacudiendo sus ropajes.

—Creo que... ya debo irme...— intento excusarse, pero los otros dos no le tomaron importancia, solo se miraban entre ellos.

Salió con rapidez del almacén, intentando recordar por que pasillo habían llegado, comenzando a caminar sin pensar.

Para su suerte o mala suerte, tomó el camino correcto, llegando rápidamente a su habitación.

Diary of... [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora