Capítulo 5

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Thiago

Me desperté en el sofá abrazado a mi hermana. Recuerdo que ayer cuando volví ella estaba viendo una película porque no podía dormir.

—Felicidades princesa—le di un beso en la mejilla—Ya cumpliste 6 añitos

—Gracias Thiago, te quiero mucho. Eres el mejor hermano que existe

Me levanté del sofá y cogí a mi hermana en brazos para ir a la cocina.

—¿Princesa, que quieres que te cociné por tú cumpleaños?

—Tortitas

Hice la mezcla de la masa y después la vertí en la sartén. Le dejé las tortitas en la mesa y me senté enfrente de ella.

—¿Thiago hoy vendrán Daniela y Gabriel a la fiesta de pijamas?

—Princesa, me temo que va a ser un poco complicado que venga Daniela

—¿Por qué?

—Está un poco triste por cosas que pasaron ayer en la fiesta de Mateo

Me levanté y recogí los dos platos. Después nos vestimos y bajamos al salón.

—Grace, vamos a ir a ver a Daniela ¿quieres venir?

—Iré en cuanto pueda

Salimos de casa y mientras conducía llamé a mi mejor amigo para saber si estaba en su casa.

—¿Gabriel, estás en tú casa?

—Yo no, pero mi hermana sí ¿Por qué?

—Porque por alguna razón mi hermana quiere más a Daniela que a mí

—No me sorprende—dijo riéndose

—Estoy de camino a tu casa

—Intentaré volver lo más pronto que pueda

—Está bien, te veré allí

Cuando llegué a su casa vi a Mateo subirse al coche e irse. Entonces nosotros nos bajamos y Mar corrió a la puerta.

—Princesa, ten cuidado al subir corriendo las escaleras—ella asintió y picó al timbre

Pasaron unos cuantos segundos y Daniela abrió la puerta. Mi hermana entró corriendo a abrazarla y ella se agachó.

Mientras se abrazaban pude ver que tenía los ojos rojos de haber llorado y digamos que su aspecto no era el mejor. Fijé mi mirada en su rostro y vi que llevaba el cabello recogido, aunque estaba un poco despeinada y lo que más me sorprendió es que tenía un rasguño en la mejilla cerca del ojo.

—Hola Daniela

—Hola Thiago

Fuimos al salón y mi hermana se sentó al lado de ella y fijó su mirada en la pantalla. Esta vez no me atreví a decir nada. Daniela estaba en un estado de ánimo en el que nunca le había visto.

—¿Daniela, estabas viendo Mulán?—le preguntó Mar

—Sí

—Que buen gusto tienes—le dijo dándole un abrazo—Me encanta esa película

—Me alegro—sonrió, pero de repente gruñó del dolor que sintió por el rasguño

—Daniela, creo que deberías limpiarte la herida para que no se te infecte—le sugerí

Se levantó del sofá y después volvió con la caja de medicinas. Me la dio y la miré a ella.

—¿Me puedes limpiar la herida, por favor?—me pidió

Corazones en llamas ©Where stories live. Discover now