12. ¡Oh, no!

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Capítulo 12: ¡Oh, no!

Louis tarareaba, caminando por los pasillos del establecimiento, empujando el carrito con una satisfacción que podía ser notada por cualquiera que pasara. Pero como no estar de esa forma, caminando en suaves nubes de algodón, con un corazón cálido y un cuerpo satisfecho a pesar de estar un poco adolorido y cansado, cuando sabe que su hermoso omega, de cabellos ondulados y linda sonrisa estaba descansando a salvo en el nido de ambos, con el celo controlado mientras él, como un buen alfa, estaba organizando pequeños y fáciles refrigerios saludables en su mente. Feliz pero también un poco ansioso era un sentimiento común de un alfa que estaba cuidando a un omega en celo, ese sentimiento de inquietud, incluso si no era muy agresivo, seguía siendo una respuesta biológica de su cuerpo que sabía que estaba lejos de quien debería estar cuidando.

Pero no podía permitir que esa ansiedad debido a la separación le impidiera hacer lo que sería mejor para su amante. Cuidar no solo se trataba de estar cerca de su moreno, sino de saber cuáles son sus necesidades y como un buen alfa las satisfaría, por eso estaba allí, buscando en las estanterías algunos chocolates con más cacao que azúcar, prestando atención a las etiquetas, además de por supuesto, dirigirse de inmediato a la sección de frutas y verduras, ya pudiendo visualizar la deliciosa ensalada con pechuga de pollo, un alimento ligero y saludable que saciaría a su omega y le daría fuerzas para aguantar unas cuantas rondas más del celo. Separando también algunas frutas para una deliciosa ensalada dulce, imaginando que podría espolvorearla con unas hebras de miel y copos de avena.

Ronroneó, sabía que su omega ansiaría comida rápida y blanda, era algo de ese período, todos los lobos lo sabían, al omega en celo le gustaban las cosas dulces y fáciles de masticar, más era de conocimiento general que muchos omegas terminaban ingiriendo alimentos procesados, eran fácilmente accesibles y sabrosos. Obviamente, Louis estaba pensando en su amor cuando decidió ir al mercado, Harry, como la mayoría de los omegas, probablemente estaría alimentándose con chocolates de todo tipo y muchos fideos instantáneos, según su propia alacena. Pero él estaría gastando mucha energía, su cuerpo siempre estaría febril por culpa del celo, no era muy adecuado el consumo de sus golosinas cuando necesitaría usar tanto su cuerpo y tener energía para ello.

Y Louis estaba tan satisfecho consigo mismo y con el calor en su pecho, el frío agradable en la parte inferior de su vientre, que lo hizo sonreír grande, una pequeña arruga apareciendo en el rabillo de sus ojos, la manzana que sostenía se detuvo a mitad de camino cuando recordó una escena específica.

Harry era tan travieso, incluso cansado abrió las piernas y dejó que Louis metiera sus dedos, en un lío mojado de sonidos húmedos de semen y lubricante, metía y sacaba sus dedos del culo empapado, parándose entre las piernas temblorosas, teniendo la perfecta vista de sus mejillas enrojecidas, los ojos luchando por permanecer abiertos, el cabello oscuro sudado y pegado en la frente del omega, extendido sobre la almohada.

"Hm... ¡Alfa!" maulló, dando un énfasis agudo en las letras "a" de la palabra, removiéndose, sin saber si huir de los ágiles dedos que lo estimulaban, empujándolo hacia un nuevo orgasmo, o si aprovechar la deliciosa sensación que subía por su estómago y abrir más las piernas.

Bueno, al no poder decidir, abrió las piernas, mostrándose al castaño, después doblaba la espalda y acercaba los muslos a su propio pecho, tratando de alejarse del empresario, y luego volvía a abrir las piernas. Louis estaba encantado con la vista, la piel blanca ahora estaba sonrojada, podía ver los pezones erizados y rojos -ya que su boca había pasado mucho tiempo mamando aquel lugar sensible- subiendo y bajando debido a la respiración acelerada del moreno. Con el rostro bañado por el placer y algo más, Tomlinson quería satisfacer a su asistente, pero él era el que deliraba en esa burbuja caliente de deseo, placer y pasión. Porque era eso, la pasión flotaba en ambos ojos, la admiración y el afecto parecían bailar sobre sus pieles, allí, ambos frente a frente, Harry con los labios rojos entreabiertos y Louis con los ojos azules fijos en el hombre debajo de él, el empresario solo confirmó que aquel era su omega, que los sentimientos que estallaban en su pecho eran tan verdaderos como el calor que los rodeaba.

Encontrado no es robadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora