Picnic| 🌸

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Los campos de coral que conforman gran parte del palacio de Poseidón son unos de los panoramas que adora visualizar.

Quizá sea por lo distintivo que es, siendo capaz de deslumbrar más que los jardines que custodia -y cuida- Thor. Las criaturas marinas pasean por los mismos sin verse asustadas por la presencia de ella, incluso pasan a su lado con cierta confianza.

Le deslumbra las exóticas flores, algas y otras plantas marinas que crecen entre los corales, siendo éstas capaces de crecer gracias al poder del tirano de los mares. Los campos son, además, el escondite de los hipocampos, siendo visibles centenares de ellos nadando en las cercanías, de pintorescos y vivaces colores.

Y en esta ocasión, por ser el cumpleaños de sus soberanos, se hallaban cercanos a ellos. Tritón, quien se está encargando de ordenar la manta para el pícnic que Obrekka organizó, yace siendo molestado por los caballitos de mar.

-¡Oigan! Dejadme tranquilo. -Exclama el príncipe, sintiendo los piquitos de los pequeños animales.

Por su parte, la nórdica parecía atenta al paisaje. Fue su silencio el que llamó la atención del tritón, que dirigió su atención a su amiga, siguiendo la mirada ajena.

No muy lejos, Obrekka parece estar observando unas pequeñas casitas instaladas en los corales.

Los peces y los demás hipocampos entraban y salían de las mismas. Algunos jugaban, mientras otros se habían adueñado de los hogares para dejar sus huevos.

-¡Casitas!

Exclama ella, fascinada.
Tritón ríe ante la emoción de su amiga, viéndola levantarse y acercando a los corales para ver con claridad las casitas.

-¿Tú las hiciste, Tritón? -pregunta Obrekka. El mencionado, en respuesta, asiente con la cabeza.

-Suelo hacer algunas junto a mi padre, pero él hace gran parte de ellas antes de la temporada de apareamiento de los hipocampos jóvenes.

Explica el griego, siendo rodeado por las criaturas antes mencionadas.

-Se ve que les gusta los caballitos de mar.

-Son unas de las creaciones favoritas de mi padre. Ya que une dos cosas que lo caracterizan: los equinos y el océano. De hecho, gran parte de los hipocampos que están aquí son la creación directa de mi padre; y estos de fastidiosos de aquí los hice yo.

Señala a los caballitos que están junto a él, que vuelven a molestarlo con piquitos.

-¿Y cómo los creaste?

Pregunta Obrekka, interesada.

-Mmm... -murmura Tritón-. Yo los creé mediante el equilibrio entre mis emociones y mi poder. Los primeros intentos fueron devastadores; tardé medio siglo hasta que por fin pude crear un hipocampo.

Sonríe con suavidad, sentándose sobre la manta que había colocado minutos atrás. Obrekka se sentó junto a él, sacando de la canasta que traía consigo unos postres y una pequeña torta de durazno.

-También traje una para Poseidón. -menciona la nórdica, mostrándole a Tritón una segunda torta de durazno.

-De seguro le encantará. Aunque te recomiendo dársela antes de irte; durante esas horas es muy... diferente.

Expresa Tritón, arrastrando las palabras mientras come un poco de Horiatiki.

-Comprendo. -musita Obrekka-. Ahora, volviendo al tema principal, ¡Que viva el cumpleañero!

𝙋𝙖𝙩𝙪𝙘𝙝𝙤 | PoseidónOnde histórias criam vida. Descubra agora