Capítulo 18: Vuelta a la normalidad.

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Estuve meditando durante días lo que me dijo Dominic en nuestra quedada de la playa y, definitivamente, era el momento de disculparme con Adriel. Ya había pasado más de una semana desde nuestra pelea y la tensión en el grupo iba en aumento. Evie no fue la única en darse cuenta de que algo estaba pasando, también lo hizo Georgia. No podíamos seguir ocultando lo obvio y tampoco perjudicar al grupo entero, así que decidí que tenía que arreglar las cosas con él de una vez por todas.

Cuando me encontré a Adriel, que fue antes de entrar a la primera clase del día, me acerqué a decirle que en el recreo fuera a aquel banco dónde discutimos para hablar de nuevo. Él continuaba ignorándome. No me miró ni detuvo sus pasos para escucharme, por lo que tuve que caminar a su lado. No tuve muchas esperanzas de que me hiciera caso, hasta que en el recreo lo vi acercarse al banco donde yo permanecía sentada, esperándolo. Dejó su mochila en el suelo, igual que aquella vez, y mantuvo cierta distancia conmigo al sentarse. Esta vez tampoco me dirigió la mirada así que estaba claro que él no tenía nada que decir. Y tampoco tenía por qué, era yo la que le había pedido hablar.

—Mira Adriel, esto no puede seguir así —comencé en un tono lastimero, intentando captar su mirada—. Me equivoqué y de verdad que me arrepiento mucho. Entiendo perfectamente que estés así conmigo porque fui una completa imbécil y me lo merezco. Ahora, sin tener ni idea de nada es normal que estés cabreado conmigo, pero te prometo que te lo voy a explicar todo. Y cuando lo haga espero que entiendas porqué dije lo que dije, aunque eso no justifica el hecho de que te atacase de esa manera. Te doy mi palabra. Asumo toda la culpa y respeto que quieras seguir así conmigo, aunque me duele mucho porque eres demasiado importante y fundamental para mí. Sabes que no te perdería por nada del mundo.

Mi voz fue perdiendo fuerza y para cuando acabé, los ojos ya se me empezaron a aguar. Hubo un momento de silencio en el que no tenía nada claro; si iba a solucionar algo con esto, si seguiría todo igual o si lo empeoraría. Pero, aunque él no me mirase, sabía que me estaba escuchando. Siempre lo hacía.

—Kai no tiene nada que ver en esto. Él nunca desconfiaría de ti. Fui yo quien le metí esa idea en la cabeza, así que si vas a seguir cabreado con alguien, que no sea con él, por favor. No tiene la culpa, créeme. —Hice una pausa para tragar saliva y respirar hondo al tiempo que bajé la mirada a mi regazo—. Se me han hecho muy complicados estos días sin ti. Es muy duro que mi mejor amigo me ignore y ni si quiera me mire. ¿Pero sabes qué? Gracias a eso me he dado cuenta de la cagada que he hecho, de que todo tiene una consecuencia, y por mucho que me duela, es un precio justo.

—Déjalo —escupió desganado. Le volví a mirar aunque su vista estuviera mirando hacia el frente.

—No. Quiero que sepas que me arrepiento y que he aprendido la lección —insistí—. Últimamente me he estado comportando como una niñata inmadura, no solo contigo, sino con todo el mundo y ya va siendo hora de que deje de lamentarme y actúe. Quiero hacerlo bien esta vez.

Entonces me miró por primera vez en mucho tiempo. Después de tantos días, sus ojos castaños me reconfortaron.

—Ya sé que te arrepientes. Y sé que lo dices de verdad, te conozco lo suficiente —suavizó su voz—. Solo estaba esperando eso, una disculpa y que me lo aclararas todo.

Finalmente, el agüilla de mis ojos desbordó en forma de una lágrima que rodó por mi mejilla.

—Te perdono, quiromante —dijo con una pequeña sonrisa de lado.

Me lancé hacia él y lo abracé. Las emociones se me mezclaron y de la única manera que pude liberarlas fue llorando abrazada a Adriel. Él me correspondió el abrazo rodeándome con sus brazos.

—Yo también he echado de menos a mi mejor amiga —reconoció susurrándome al oído.

Cuando me enjugué las lágrimas con la manga del jersey pasamos el resto del recreo hablando y actualizándonos, sobre todo esto último, pues hacía mucho que no conversábamos. Cómo lo había echado de menos.

MÁS QUE UN SUEÑOOn viuen les histories. Descobreix ara