Dieciocho

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Mientras se sentaba frente a Jung Hoseok en la oficina del hombre, Jimin se sintió más molesto que cualquier otra cosa.

Había dejado atrás su antigua vida por una razón. No disfrutaba de negociaciones como esta. Siempre había sido un buen negociador. Era bueno para hacer que la gente se doblegara a su voluntad. Aquella cualidad lo había convertido en un buen hombre de negocios. Pero estas no eran sólo negociaciones comerciales. Lo que estaba en juego era mucho mayor aquí.

Había pasado más de una década desde que tuvo que lidiar con hombres como Jung. Peligrosos, inflexibles e impredecibles. No significaba que se hubiera olvidado de cómo hacerlo. Había crecido en este entorno después de todo..

Jimin dejó caer el silencio, observando al hombre frente a él con paciencia, manteniendo una expresión neutra. El ruso tenía la reputación de ser un hombre despiadado. Desalmado. Aun así no se dejó intimidar. Había estado rodeado de hombres así desde antes de que pudiera caminar. En muchos sentidos, sus antecedentes eran similares. Y si era verdad el que Jung quisiera dejar atrás esa parte de su vida, entonces realmente tenían mucho más en común de lo que pensó.

Pero un leopardo nunca cambiaba sus manchas, incluso si quisiera fingir ser un gato inofensivo. Jimin no se engañó a sí mismo pensando que este hombre no era peligroso o que no lo usaría para su propio beneficio si se lo permitía.

El silencio se prolongó.

Finalmente Jung suspiró, con sus ojos fijos en él.

—Creo que es hora de que hablemos con franqueza.

Y Jimin sólo asintió.

Habían estado eludiendo el tema durante los últimos días, conversando sólo en presencia de otros sobre el trato comercial que Jung estaba sugiriendo. Uno que no tenía nada que ver con la verdadera razón por la que estaba aquí. Ya era hora de que hablaran con franqueza. Jimin había tenido tiempo de evaluarlo y Jung probablemente había hecho lo mismo.

—Quiero que convenzas a tu padre de que me deje en paz —dijo finalmente, con un tono tan frío como su mirada —Le he dejado claro que he terminado con ese tipo de negocios, pero él está insatisfecho e insiste en que estoy rompiendo nuestro trato, dejándolo sin redes en Rusia, Europa del Este y Asia Central.

—Y no puede dejarlo pasar si no quiere parecer débil.. —afirmó Jimin, reprimiendo un suspiro. El orgullo de Marco siempre había sido uno de sus mayores defectos.

Jung asintió con la cabeza, con mirada aguda y evaluadora.

—Francamente, es algo que puedo manejar yo mismo si las cosas se complican, pero he tenido cuidado de mantener mis manos limpias mientras trataba con mis otros asociados, y este es el último. Me gustaría terminar sin... complicaciones innecesarias. Estoy seguro de que entiendes lo que quiero decir.

El lo hizo, algo sorprendido pero con cuidado de no mostrarlo. Entonces era cierto que Jung Hoseok quería distanciarse de sus raíces criminales. Este problema con la mafia siciliana era algo que podría resolverse contratando a algunos sicarios talentosos, pero este claramente no estaba dispuesto a arriesgarse, ya que quería convertirse en un 'ciudadano honrado'.

Se preguntó ociosamente qué había motivado a este hombre a hacerlo. Dudaba que él hubiera tenido un cambio repentino de opinión. Los hombres como Jung generalmente no lo hacían. Cualesquiera que fueran sus motivos, probablemente eran egoístas. Como lo había sido el suyo.

—Me gustaría ayudarte, pero mi padre y yo no estamos exactamente en términos amistosos—comentó Jimin, encontrando la mirada del contrario—. Estoy seguro de que has oído hablar de ello.

Jefe Infernal ( Jimsu ver )Where stories live. Discover now