Flores que miran.

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Me inspiré un poco en el libro de Tomie, habrán partes un poco subidas de tono al final pero no se pasaran.

Ya advertí que este libro era un poco turbio.

Decirme si os gustó el capítulo.

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"Mamá, ¿Por que tengo que ir siempre a los templos a aprender? ¿No te aburres estando sola?" Preguntó el niño de cabellos negros rebeldes, él miró a la mujer que sujetaba su pequeña mano mientras caminaban.

En cada lugar que vamos mamá parece siempre asegurarse de que haya un lugar dónde esten los monjes, para que ellos me enseñen cosas nuevas.

Disfrutó aprender con los monjes, son personas amables.

Se que mamá se queda un rato observándome en la oscuridad, para ver que estoy seguro, creó que soy el único que la siente cerca, lo cuál es raro, ya que la presencia de mi mamá se siente mucho.

También se cuando se va, y solo lo hace cuando está segura de que estoy bien.

No se a donde se va, pero ella no vuelve a por mi hasta que yo salga del templo después de recibír mis clases de escritura y literatura.

Y cuando vuelve su ropa puede llegar a estar sucia con tierra, hojas y un líquido rojo. Me preocupa que mi mamá se haga daño cuando no estoy.

"Nobu" Habló Genya sacando al pequeño niño de sus pensamientos, ella se agachó y tomo la cara de su hijo entre sus manos, arrastró su pulgar por la mejilla de su hijo, rascandolo un poco con sus garras pero sin llegar a hacerle ningún dañó, lo rascaba de una manera que daba gustó. Después ella se inclinó y le dió un beso en la frente al pequeño niño, y el pequeño sonrió por la muestra de afecto.

"Te vere después aquí mamá, ¿Estarás bien?" Preguntó Nobuyuki tranquilo y la mujer solamente asintió para después llenar su cara de besos, Nobuyuki solo pudo reírse hasta que por fin Genya se separó. Nobuyuki se despidió moviendo su mano y fue hacía la entrada del templo para después ser recibido por un monje, miró atrás y su madre ya había desaparecido, aunque el aun sentia su presencia.

Mamá es una mujer amable, no entiendo quién quisiera hacerle daño.

No entiendo porque esos hombres de uniforme siempre nos siguen.

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La demonio se quedó viendo a escondidas al pequeño humano por una hora.

Vio como los monjes lo recibían, no había tacto, no lo tocaban, solo le daban la mano para enseñarle como escribir bien cierta caligrafía.

Eso era bueno, ellos no sabían que en sus acciones estaba la cuerda de sus vidas, el demonio determinaba ahora cuanto durarían, si alguno se pasa con el pequeño, esa vida tan respetada que tienen acabaría.

Genya ya estaba segura de que todo iría bien, pero ella tiene que cumplir bien su misión.

"Tu mami te protegerá, no dejaré que nadie te haga daño."

Esas palabras pasaron por su mente como una orden, y es mejor prevenir para realizar bien su trabajo.

Ella sacó de un pequeño saquito que tenía colgando como collar alrededor de su cuello una pequeña semilla, la cuál solamente dejo en el suelo y se marchó sin más.

Pasaron segundos y de la semilla salieron violentamente unas raices que se aferraron y hundieron al suelo, después empezó a crecer el tronco y las ramitas con diversas hojas, simulando así un bonsái pequeño pero no tanto de colores nada normales, ya que un árbol de ese color morado no existia. Y ese no fue el final del crecimiento, ya que entré las hojas empezaron a crecer unos bultos, y éstos se abrieron mostrando así unas flores de colores morados que al final de los pétalos mostraba un degradado mas oscuro hasta llegar al negro, en el interior de esas flores se veía un centro redondo, éstos centros de repente se abrieron como un par de pestañas mostrándo así un ojo completamente con un iris morado oscuro a excepción de una que era la flor mas grande, esta tenía el iris de color amarillo y en vez de blanco todo era negro al igual que la demonio que dejó aquélla semilla, era idéntica a sus ojos.

Mi mamá es muy raraWhere stories live. Discover now