9. I felt the branches of it looking at me

458 94 26
                                    

Ya no sabía ni que hacer, para ese momento había perdido cada gramo de expectativa en su cuerpo, que fuera lo que tuviera que ser.

Sus amigos, al enterarse estaban entre animados y confundidos, no sabían qué hacer por la actitud de Izuku. Supusieron que ya había recibido suficiente daño y que no tuvo tiempo para sanar.

—Una noche solo nosotros tres, una pre-despedida de soltero —dijo Shoto, mientras llevaban a Izuku, casi que secuestrado, hacia un bar.

—Es una pérdida de tiempo, dinero y energía, esto podría ser otro fracaso —gruñó Izuku, desde el asiento trasero. 

Beber no se le antojaba, no con su estado de ánimo. La posibilidad de que terminara metido en un lío, o soltando información que no quería revelar, era lo suficientemente alta como para considerar el beber una pésima idea.

—Unas cuantas copas, solo un par de horas, nadie se tiene que embriagar.

Al final deseó no haber aceptado. Con sus dos amigos borrachos, hablando tonterías en una mesa de alguna discoteca demasiado llena, y una incómoda llamada a las esposas de estos para que enviaran a alguien a recogerlos, Izuku estuvo seguro de que jamás volvería a salir a beber con ese par. Las dos horas se convirtieron en casi cinco.

Miraba su celular apenas vigilando al par de borrachos, un mensaje de uno de los hermanos de Shoto le dijo que pronto podría huir de allí. Aunque necesitaba ir al baño.

Bajó el aparato un momento mirando a sus compañeros. Shoto estaba casi desmayado sobre la mesa, Shinso se hallaba discutiendo con una botella de cerveza sobre política. Estarían bien solos por unos pocos minutos. Por su parte, él no aguantaría todo el viaje de regreso a su apartamento con la vejiga llena.

—Espérenme aquí, no se muevan —dijo Izuku, sabiendo que no le estaban prestando atención. 

Caminó entre la multitud hasta el iluminado letrero que decía baños. El lugar fuera de este se encontraba bastante oscuro y una pequeña fila se ponía frente a la puerta. Suspiró al ver la tortuosa espera que tenía por delante.

En un intento de distraer su mente de su evidente urgencia, Izuku regresó su atención a su celular, mirando algunas noticias del día, nada muy interesante o fuera de lo común, al menos hasta que una en particular lo detuvo.

—Fiadhaí dará su último concierto hoy —leyó en voz alta—. Ya debió haber terminado, de hecho. Uno de los integrantes de la banda no pudo participar. Seguro fue Hanta. Pobre Kacchan debe estar furioso. 

Miró la hora, eran casi las dos de la mañana.

Hacía por lo menos una hora se había terminado el concierto. Probablemente, Kacchan ya estaría durmiendo en ese momento para despertarse temprano para su viaje fuera de Japón, lejos de él, otra vez Katsuki se convertiría nada más que en un recuerdo.

—No —susurró dejando salir un sollozo.

Estaba borracho, se dio cuenta en ese instante que realmente había tomado demasiado, pues de otra forma no estaría llorando en la fila para el baño de una discoteca. Sin embargo, allí se encontraba, llorando casi a los gritos, mientras las personas a su alrededor lo observaban.

Miserablemente, terminó la fila, entró al baño e hizo sus necesidades todavía llorando. Debió ser humillante y vergonzoso, no obstante, necesitaba llorar tanto, llorar así, desenfrenado y de forma escandalosa.

One more timeWhere stories live. Discover now