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La calle Fleet era una concurrida zona, casi en el corazón de la ciudad, donde el comercio era su principal atractivo y las tiendas en edificios antiguos se combinaban de forma casi natural con lo moderno del mercado.

Cuando caminabas por allí a las 8:00 a.m., como varios trabajadores y personas de a pie yendo a sus ajetreadas oficinas, sabiendo que otro día de tonos grises se avecinaba, las narices tintineaban mientras la fragancia llenaba el aire, deslizándose con gracia entre los transeúntes...

Oh, ese aroma exquisito era como sacado de un cuento. Como si encontraras la casita de dulce donde Hansel y Gretel se encontrarían con la bruja. Pero en su lugar, al cruzar el umbral y el dulce tintineo de la campanita anunciara tu llegada, una sonrisa de nácar se asomaba.

El señor Fell, dueño de la tienda "Heavens", era un auténtico hombrecillo de jengibre: el autor de todos aquellos manjares al servicio del público.
Era una figura amable y entrañable. Con su cabello canoso y desordenado cayendo sobre su frente, daba la impresión de alguien sumergido en su mundo y barba cuidada, se veía suave cuando reía.

Siempre vestía con atuendos cómodos pero un tanto anticuados, como si hubiera encontrado su estilo en épocas pasadas.
Su rostro irradiaba la calidez de quien ha compartido muchas sonrisas a lo largo de los años, y sus ojos azules parecían ocultar secretos dulces, al igual que los bollos que horneaba con tanto amor. Cada arruga en su piel contaba una historia, y su presencia tranquila dejaba en claro que su pastelería no era sólo un negocio, sino un lugar donde los corazones encontraban consuelo en cada bollo de canela.

En la parte opuesta de la calle, donde el sol apenas tocaba el pavimento durante gran parte del día y las rejas de seguridad permanecían en su lugar hasta bien pasadas las 10:00 a.m., se alzaba la icónica tienda de música y vinilos de colección conocida como "Snake Groove". A pesar de su apariencia algo sombría, el lugar era un auténtico tesoro urbano, un clásico arraigado en la historia de la ciudad.

Para aquellos que se autodenominaban músicos y aspiraban a un lugar en la escena, adentrarse en la antigua tienda de vinilos, era un rito de paso obligatorio. No habías demostrado tu valía si no te habías aventurado bajo la penetrante mirada de Anthony Crowley, el propietario de semblante adusto y actitud esquiva, siempre acompañado por sus inconfundibles gafas oscuras, una marca distintiva que lo seguía como su sombra.

La tienda en sí tenía una estética cautivadora, bañada en tonos oscuros que conferían una atmósfera misteriosa y envolvente. Las paredes estaban adornadas con carteles vintage de bandas icónicas, evocando una sensación de nostalgia que parecía resonar en cada vinilo. Las estanterías de madera oscura albergaban una impresionante colección de discos que abarcaba géneros y décadas, creando un mosaico sonoro que hablaba a todos los amantes de la música. El suelo de madera crujía bajo los pasos de los curiosos exploradores musicales, y el tenue resplandor de las luces en el techo proyectaba sombras danzantes sobre las carátulas de los álbumes.

Crowley la combinación de actitud, estilo y elegancia rondaba como serpiente entre las melodías enigmáticas de su recóndita tienda, junto con sus gafas, era un mentor para aquellos que se aventuraban a preguntar más de la cuenta.

Sin dudas no eras el mismo tipo de persona si ibas de un lado de la acera, las personas no solían entrar a ambas tiendas, no. Eras un tipo de ciudadano si ibas "Heavens" y otro muy diferente si ibas "Snake Groove", eso se podía comprobar con los mismos propietarios, ya que jamás habían cruzado la acera, ni entablado algún tipo de conversación distinta a un mero saludo de manos a la distancia, si es que cruzaban miradas, lo cual era menos probable.

Sin embargo, hoy era apenas un jueves en la tarde y la clientela estaba floja, Aziraphale no había atendido más de cuatro personas desde la mañana y algo le decía que nadie vendría hasta la hora del té, para buscar las finas masas que el mostrador hacía relucir, bajo las cálidas luces.

cakes 'n' chords // good omens AUWhere stories live. Discover now