Capítulo 28

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Capítulo 28: Un poco de calor.

    Lo primero que hizo al entrar en su departamento, fue ir directo a la habitación. Dejó a Naruto sobre la cama y luego se fue a rebuscar en el armario.

    Trató de encontrar algo colorido, con un poco de viveza, tal y como le gustaba a Naruto. Por desgracia, no tuvo suerte, o mejor dicho; no se le pasó por la cabeza comprar algo parecido.

    Toda su ropa era monótona, llena de blancos, negros, grises y algunos verdes, a Naruto no le iba a gustar vestir algo así en medio de la noche. Si bien recordaba, todas sus pijamas eran vibrantes, quizá con uno que otro dibujillo estampado a lado y lado, o pequeños animalitos adorables.

    Tomando un conjunto de ropa blanca, giró la cabeza para mirar el cuerpo dormido sobre su cama. Pensó que, el blanco era mejor que nada, por lo menos traería algo de tranquilidad esperanzadora ¿No?

    Con el mayor cuidado, desvistió el cuerpo empapado, agarró unos cuantos pañuelos y lo fue limpiando despacio. El movimiento de su mano vaciló, a veces, al recorrer esa superficie ya no tan saludable a simple vista, al sentir los huesos sobresalidos, las costillas levantadas, los pómulos salientes.

    Le pareció como si, justo en ese momento en que posó sus dedos para acariciar la clavícula protegida por piel delgada, un temblor temeroso se infundiera en su alma, sacudiéndola con severidad, agregando una nueva grieta a esa ahora enorme rotura espiritual.

    Ese toque le quemó, obligándole a retirar su mano como si se hubiese escaldado junto al fuego. Pero luego, tocó de nuevo, deslizando su palma desde el pecho, pasando por el cuello hasta la mejilla. Allí, permaneció por más tiempo, dando suaves caricias con el pulgar mientras se quedaba en trance.

    Estaba tratando de recordar cómo era la temperatura de ese cuerpo, tratado de dar con siquiera un mínimo rastro de calor. Se conformaría con tan sólo un poco, con la tibieza más baja de las temperaturas, pero al final no lo encontró.

    —¡Claro!

    Como si hubiese pensado en algo revelador, una chispa iluminó sus ojos, los cuales se posaron sobre la pijama que antes buscó. Se animó un poco y empezó a vestir a Naruto, primero le puso un pieza de ropa interior nueva, chasqueó la lengua al notar que le quedaba un tanto grande.

    —Mírate, estás muy delgado. Siempre olvidas lo que te digo —amonestó mientras le subía los pantalones—, no sólo el ramen es comida ¿Sabes? Hay otras cosas que necesitas comer, como sopa por ejemplo.

    Su boca se abría y se cerraba con cada palabra sermoneadora, pero eso no le impedía agarrar cada brazo huesudo de Naruto y meterlo en las mangas de la camisa, sus labios se movían pausados, hablando con calma, como en todo momento lo hacía. Incluso, se podía oír un tinte de pereza.

    Era el Shikamaru despreocupado de siempre, hablandode y diciendo esas mismas palabras repetitivas con el fin de siempre: reprender la falta de cuidado de sí mismo.

    —De hecho, voy a prepararte una sopa de verduras cuando termine.

    Con total paciencia, abotonó todos los botones desde abajo hacia arriba. Alejó la cabeza para admirar su trabajo, luego deshizo el botón superior al sentir que no se veía bien.

    —Debes comerte todas y cada una de las verduras que odias, y no importa cuánto ruegues para que te deje ir, porque te obligaré a comerlo todo.

    Estando satisfecho, sonrió mirando los ojerosos ojos cerrados del chico en la cama. Dobló la mitad de su cuerpo y le dió un tierno beso en la fría frente, así como la punta de la nariz.

Sol Y Sombra (ShikaNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora