𝑯𝒆𝒓𝒊𝒅𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 ══ 𝑅𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠 𝑔𝑔

Capítulo 17

-Samy... ¿Podemos hablar? —dijo Verónica tras la puerta de la habitación de su hermana, esta estaba con seguro evitando así el acceso de cualquier persona—

-Déjame sola, no quiero hablar con nadie, déjame en paz —se escuchó la voz entrecortada de Samantha del otro lado de la puerta—

-Samy sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa, cuando te sientas lista para hablar yo estaré dispuesta a escucharte, trata de calmarte, todo va a estar bien, te lo prometo —con eso Verónica solo se alejó de la puerta para dirigirse a la habitación de visitas que era donde se estaba quedando junto con su madre—

Dentro de la habitación el ambiente era pesado y el lugar se sentía frío, desolado y sin vida, lo único que resaltaba en este era la silueta de Samantha, esta se encontraba sentada en el piso recargando su espalda en la puerta que aún estaba con seguro, escondía su rostro entre sus piernas mientras se abrazaba a si misma con fuerza, sus sollozos eran el único sonido que retumbaba en aquel cuarto

De cierta manera estaba tratando de mantenerse fuerte y no derrumbarse del todo, su pecho y cabeza ya dolían por toda la presión que su cuerpo aún tenía dentro, sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llanto, respiraba de manera agitada como si estuviera en un punto máximo de cansancio, a medida que su respiración lograba regularse iba subiendo su cabeza poco a poco para contemplar la soledad y frialdad del lugar donde estaba, aquel sitio se sentía tan vacío, se sentía sin nada de vida

A los pocos minutos se puso de pie y se dirigió a su baño, ahí se miró al espejo contemplando su rostro cansado, en ese momento en su cabeza solo apareció la imagen de Rocío la cual era acompañada de una voz que le repetía es tu culpa, y eso era cierto, las palabras antes dichas por su madre le habían hecho recordar el porque su mejor amiga ya no estaba con ella, por su culpa, por culpa de ella Rocío ya no estaba y ya no regresaría nunca

-Mi culpa, esto es mi culpa... —soltó en un sollozo bajo mientras tomaba lo que se encontraba resguardado en un cajón de aquel baño, una cuchilla, aquella acción era algo que había estado evitando, quería hacerlo pero al mismo tiempo se arrepentía, pero esta vez no, ya nada la detendría—

Cerró sus ojos con cierta fuerza al sentir como la cuchilla traspasaba la piel de sus muñecas, a los pocos segundos su brazo estaba repleto de sangre que goteaba en el lavamanos, pasó la cuchilla varias veces dejando la parte interna de su brazo llena de tajos, cortadas no tan profundas pero que al mismo tiempo no eran inofensivas, se miró al espejo dejando a un lado aquella cuchilla manchada de sangre, de su sangre

-Eres una imbécil Samantha —se insultó a si misma ante la situación—

Sus ojos aún estaban rojos y con lágrimas cayendo de estos, la sangre había cesado por unos minutos, el ardor en la zona afectada estaba presente pero no le importó en lo más mínimo, con sus manos se limpió las pocas lágrimas que aún caían por sus mejillas, salió del baño y se acostó en su cama, se arropó con las cobijas tratando de buscar calor en aquella habitación de ambiente invernal, miró la foto enmarcada que tenía en la mesita de noche justo enfrente de ella y la tomó entre sus manos

-Todo es mi culpa... Tu muerte fue mi culpa, pero te prometo que la espera para volvernos a encontrar muy pronto acabara, muy pronto todo esto llegará a su fin Chio —dijo entre lágrimas mientras abrazaba y llevaba la foto fuertemente a su pecho, protegiendo a la misma como si en sus manos tuviera el lingote de oro más preciado del mundo—

Poco a poco sus ojos empezaron a pesar y el cansancio se apoderó de la rubia, haciendo que esta cayera en un gran trance de sueño en solo unos pocos segundos

7:52 AM

El cansancio reinaba en el cuerpo de la rubia que estaba completamente tapada con las cobijas, cuando sacó su rostro sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz que ya apoderaba su habitación, miro a su pecho levemente y la foto que la noche anterior había abrazado con todas sus fuerzas seguía entre sus manos, la puso en la mesita de noche y le dirigió una última mirada antes de levantarse