𝐋𝐈𝐌𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀| Estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido.
─✦ ¿Alguna vez te arrepentiste de algo en tu vida?
─✦ Déjame contarte esta histori...
Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
─¿A dónde vamos?
La chica decidió romper el sepulcral silencio que reinaba en el enorme jardín mientras caminaba con paso pesado, odiando cada instante y lamentando haber elegido los zapatos incorrectos para una tarea tan pesada. Cada paso le recordaba su error y aumentaba su frustración, sobre todo porque ni siquiera habían abandonado la casa aún.
─No seas impaciente. Actúa de forma apropiada.
─Sí, jefe.
Él retomó su camino, ahora a través de la exuberante hierba en lugar del angosto sendero, alejando así la distancia entre ellos. Yumeko, evidentemente abochornada por su reprimenda, se vio obligada a seguirlo, sus pies chapoteando en la fresca hierba recién regada.
A pesar de sus esfuerzos por igualar sus zancadas, solo lograba retrasarse aún más, lo que finalmente llevó a Toji a retroceder y tomarla en brazos con una sonrisa cómplice en su semblante. El modo en que la alzó fue más como si fuera un saco que una damisela, pero para Hino, la sensación de estar en sus brazos era agradable, a pesar de la inquietud de que su vestido pudiera subirse. A pesar de toda la situación, se sentía reconfortada en los fuertes brazos del mayor.
─No entiendo como puedes correr en tacones tan altos en misiones sin quejarte, pero ahora solo caminando no dejas de quejarte y hacer gestos de dolor.
─Pienso que la razón es porque los zapatos me han quedado chicos. ─musitó.
─¿Te sientes cómoda? ─Toji deslizó su mano por el contorno de sus muslos internos, deteniéndose justo en el límite antes de tocar lo prohibido, provocando una sensación extraña en la peliblanca.
─Me siento bastante cómoda, pero podría estar aún mejor si me bajara.
─Lo pensaré.
El fornido hombre no dijo una palabra más y ella mantuvo un silencio tenso mientras volvían a tocar el suelo al llegar frente a uno de sus autos.
El camino hasta el lugar era desconocido para la joven albina, quien miraba por la ventana con curiosidad, dibujando figuras en las gotas empañadas de los cristales con la punta de su dedo.
Una vez que llegaron, descendió del vehículo sin despegar la mirada de su entorno, observando cada detalle con atención y cautela.
─¿Cuál es nuestro propósito o función en este lugar?
Era una noche oscura y el bullicio de la ciudad parecía detenerse frente al imponente centro comercial. Yumeko se encontraba parada justo en la entrada, rodeada por los hombres de Toji Fushiguro que la escoltaban en una perfecta hilera, como si estuvieran formando una especie de pasillo ceremonial. Desde el coche en el que habían llegado, la figura que se encontraba detrás de ella le dio un leve empujón en la espalda baja para indicarle que avanzara.
Caminaron juntos, con la mirada fija en el interior del sitio, mientras las personas a su alrededor intentaban captar con sus cámaras el espectáculo que se estaba desarrollando. Los guardaespaldas del hombre de cabello negro, con sus miradas firmes y amenazadoras, mantenían a raya a los curiosos que se acercaban demasiado.
