Capítulo 16

131 16 0
                                    

((PENÉLOPE))

Pasaron los días y las clases avanzaban con normalidad, en el instituto y otras en el restaurante, aunque alguna de ellas no eran con Pedro. Volvía a ausentarse de vez en cuando.

Luego de ese inusual encuentro aquella noche con la excusa de su ropa, mirarlo a los ojos se me hacía muy difícil, ya sea en las pocas prácticas o en el condominio, las veces que coincidíamos en el pasillo.

Lucien y yo pasábamos tiempo juntos, incluso más de lo normal.
La relación que habíamos creado, que aún no definía de que tipo, era muy divertida y bastante fisica. Nos besábamos y Lu había intentado llegar al siguiente nivel.
En los ratos libres íbamos a museos, paseábamos por la ciudad en su moto, y algunas las tardes eran en su cafetería mientras en el me enseñaba a preparar dulces de su país.

Creo que empezaba a gustarme, aunque aún tenía miedo de abrirme a posibilidades amorosas luego de Jesse, disfrutaba pasar tiempo con Lu.
Nació un tipo de pequeño vínculo con él, nos entendíamos bastante y luego de haber presenciado su primera crisis de ansiedad, no quería dejarle solo. Después de todo, yo era su amiga también.

Después de la ruptura con su ex, Lu había tenido crisis emocionales que lo habían llevado al borde del suicidio. Tomó terapia por algún tiempo y luego la dejó por el exceso de medicamentos que ésta le había inducido.

-¿No crees que sería buena idea volver?- pregunté con total calma sentada frente a él en su sofá.

-No.

-Lu- sostuve una de sus grandes manos entre las mías - ir a terapia puede ayudarte a prevenir otra crisis.

-Ya corta con eso, Penn. A esas personas solo les interesa el dinero y medicarte sin compasión - el moreno se soltó de mis manos y levantó su cuerpo del sofá empezando a caminar de un lado a otro - he estado mejor yo solo todo este tiempo.

-Lo siento- lo seguí e intenté abrazarlo por la espalda, pero él siempre era más rápido y se giró quedando frente a mí - no quiero incomodarte, solo pensé que talvez...

-Shh... No digas nada Penn - dijo el moreno pasando su pulgar derecho sobre mis labios haciéndome callar, aún no me acostumbraba completamente a su tacto.
Pasó su mano a mi nuca y nuestros labios se juntaron en un suave y delicado beso.
Respondí sin problema sintiendo como su cuerpo se pegaba más al mío.
El beso agarró vuelo y se intensificó a medida que sus manos tocaban mi espalda y apretaban ligeramente mi cintura. Quería dejarme llevar, pero aún no podía, algo me lo impedía cada vez que llegábamos a este punto.

-Lu... -dije bajito al separarme de su boca para tomar aire - no puedo, no aún.

-Solo déjame hacerte sentir bien - volvió a besarme- déjame hacerte olvidar aquello que te bloquea.

Tenía bastante tiempo sin tener sexo con alguien, mi cuerpo debía reaccionar al estímulo que Lucien en algunas ocasiones me daba con besos, miradas y algunas caricias, pero seguía sin entender que pasaba dentro de mi cuerpo.

No terminaba de comprenderme.
Si Lu me atraía y disfrutaba el tiempo con él ¿Por qué no podía llegar a la siguiente parte?

Quizás faltaba algo. Ese "algo".

Las sensaciones que no se pueden describir cuando escucho su voz de la nada. Aquella fuerza invisible que genere una electricidad dentro de mí solo con mirarme.
Un magnetismo que me lleve hacia él.

-Lu, para por favor. - dije intentando sacarme de su agarre que cada vez era más asfixiante y desesperado.

-Déjame tocarte, hacerte mía.- respondió éste intentando bajar sus labios hasta mi cuello ignorando mis palabras y mis intentos de separarme de él.

Coloqué mis manos en sus hombros tratando de separarlo de mi, pero me fue imposible.
Su cuerpo y su fuerza eran de gran magnitud comparado a lo que yo lograba hacer.
Éste parecía estar cegado por algún tipo de deseo que yo no estaba dispuesta a complacer. Intenté escabullirme por debajo de sus brazos, pero al igual que antes, fracasé.

La repulsión subía desde mis estómago hasta mi garganta y me impedía soltar palabras, sentía como las ganas de gritar se atoraban en un nudo imposible de deshacer.
Mi corazón latía con rapidez, podía sentir como pasaba los cien latidos por minuto, y mientras más rápido pulsaba, mis ojos se cristalizaban.

-Suéltame... - logré decir en un susurro no escuchado. Lucien siguió tocando mi cuerpo con desesperación y besaba parte de mi cara como si esa fuese la última vez que lo haría.

Y ahí iba de nuevo, la falta de aire.
Mis piernas empezaron a flaquear, me costaba mantener mi postura, el campo visual se oscurecía poco a poco y las lágrimas saliendo de mis ojos no ayudaban.

Como si de un milagro se tratase, en un acto desesperado logré respirar inhalando sonoramente por la boca adquiriendo un poco de fuerza, la suficiente para alejar su cuerpo del mío.
Caí de rodillas intentando regular mi respiración y fue suficiente señal para que el moreno reaccionara e intentara levantarme del piso.

-Perdóname, Penélope. No sé que me pasó, yo no estaba pensando...

-Creo que... Es mejor que me vaya. - intenté ponerme de pie, pero aún la presencia de poco aire en mis pulmones me tenía mareada.

-Por supuesto que no, no dejaré que te vayas en este estado.

-Lucien, no me siento bien.

-Lo sé. Puedes recostarte en mi habitación hasta que estés...

-Lucien, que no me siento bien aquí. - sentencié en un tono más fuerte - Quiero irme, por favor.

El moreno me miró de una forma que no logré descifrar muy bien. Sus ojos me transmitían algunas emociones de las que no estaba segura. ¿Disgusto?, ¿Decepción?... ¿Enojo, talvez?.
Solo asintió con la cabeza limitando las palabras.
Rechacé su oferta de llevarme a casa, por lo que me acompaño hasta el Uber y me vio partir.

Lloré todo el regreso a casa, me sentía tan frágil, tan pequeña e indefensa.
Tuve el recuerdo de las veces que tenía sexo con Jesse para complacerlo, porque quería hacerlo feliz, las veces que llegaba ebrio a pedir por mi cuerpo y cedía porque no quería que se enojara conmigo. Pero a Lucien no lo amaba, no tenía obligaciones con él... Sin embargo, ahí estaba esa culpa que desde siempre me carcomía por no complacer a alguien.

Una vez en el edificio, decidí subir por las escaleras para que nadie me viera en ese estado. En el estado de una niña pequeña llorando desconsoladamente por algo que la llenó de miedo.

Caminé rápidamente por el pasillo hacia el departamento mirando al suelo mientras las lágrimas parecían cascadas saliendo de mis ojos.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no note la puerta del ascensor abrirse haciendo que chocara con el cuerpo que salía de éste.

Unas tibias manos agarraron mis brazos para evitar que yo cayera hacia atrás y pude reconocerlas de inmediato.
Las manos que recordaba a la perfección sosteniendome en ocasiones anteriores.

-Hey, hey... ¿Estás bien?.

Alcé la mirada y me encontré con esos ojos marrones analizandome con obvia preocupación.
Experimenté una sensación de alivio la ver su rostro y como por impulso, pegué mi cabeza a su pecho y me deje ir en el abrazo que él me propició haciendo que el llanto saliera de mí de forma desconsolada.












Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADAWhere stories live. Discover now