Un breve descanso

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Todos estaban aliviados de que la batalla contra los demonios por fin había cesado.

Varios sacrificios fueron hechos, muchas personas perecieron, cada quien guardó luto a su manera por aquellos quienes, si no fueran por ellos, su noble objetivo nunca se hubiera cumplido.

Actualmente, todos estaban recuperándose, tanto física como psicológicamente, en la Mansión Mariposa, satisfechos de poder prosperar después del sudor, sangre y lágrimas derramadas por un futuro que, afortunadamente, ahora estaba lejos de sentirse imposible.

Bueno... todos menos una persona...

Inosuke lo había notado desde que esa ruidosa y gruñona muchacha que siempre estaba peinada de coletas le ofreció aquella bandeja con comida solo para él.

No sabía porqué, pero a partir de ese momento sentía una necesidad de estar pendiente de la estricta joven.

El resto de la gente parecía creer que ahora que los demonios ya no existen, significaba una oportunidad de descansar, después de todo el esfuerzo y martirio. Pero, parecía que la única que seguía igual que durante la amenaza demoníaca, era la enfermera Kanzaki.

Mientras que todos se mejoraban, ella era la que se encargaba del bienestar de todos en la Finca, ya sea checando sus heridas restantes, cocinando tres comidas diarias para cada paciente, lavando y limpiando lo que tenía que hacerse, todo por su cuenta y, en ocasiones, con la ayuda de las tres niñas a su lado. Nada había cambiado para ella.

Lo peor de todo es que siempre rechazaba cuando alguien más se ofrecía a apoyarla con sus exhaustivos deberes. Siempre ponía excusas bobas (al menos para Inosuke lo eran); alguna estupidez sobre como todos habían aportado a la batalla menos ella, por lo cual era su responsabilidad de cuidar de la Mansión y todos los que residían en ella. 

Pero lo que más le enfurecía era que nadie notaba el evidente cansancio en sus pesados ojos azules. Cuando sus bostezos eran cada vez más frecuentes y sus pasos más lentos. O cuando se encerraba en una de las pocas habitaciones vacías del hospital para llorar por las pérdidas, especialmente la de Shinobu, con tal de que nadie la escuchara...

Ella era la que principalmente veía por todos y cada uno de ellos... ¿pero quién veía por ella?

Una vez quiso salir al patio para estirar su recién sanado cuerpo, hasta que se percató de unas figuras en el porche que daba al interior de la Finca Mariposa.

Se acercó y las tres nenas que también se encontraban ahí, rodeando a alguien acostado en la madera, se pusieron a un lado para permitirle observar de quién se trataba.

"Hace dos horas que la señorita Aoi se quedó dormida aquí"

La mencionada joven estaba abrazada a una cobija blanca. A su costado había una canasta medio llena de ropa limpia, así como una que otra pila de sábanas dobladas por su somnolienta cabeza.

La terca mujer al fin había sido víctima de su agotamiento.

"El señor Inosuke debería llevarla a una de las camas del hospital para que descanse en un lugar más cómodo"

El mencionado volteó a ver a la niña de trenzas verdes que lo mencionó, "¿Y porqué yo?"

A lo que Naho respondió, "Porque el señor Inosuke es MUY fuerte"

Satisfecho con esa lógica, el hombre con máscara de jabalí empezó a cargarla con delicadeza (acto que muy pocos recibían de él) hasta acomodarla en sus brazos como si fuera una princesa. No haciendo caso a las risitas y miradas divertidas de las tres maripositas, el formido joven comenzó a dirigirse hacia una de las alcobas, totalmente, vacías de la Mansión, depositándola en la primera cama.

InoAoi Oneshots 🐗💙Where stories live. Discover now