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𝐝𝐨𝐬, 𝐨𝐡 𝐢𝐝𝐢𝐨𝐭𝐚
THALIA SINTIÓ que un dedo le tocaba el hombro. No pensó en ello hasta que una mano cálida lo estrechó, sobresaltándola. Sus ojos se abrieron de golpe y sus reflejos se activaron de inmediato. En cuestión de segundos, su puño chocó contra una superficie dura. Quienquiera que fuera la persona dejó escapar un gemido antes de retroceder. Thalía finalmente miró la figura y luego le puso los ojos en blanco. Vástago tonto.
"Minho, ¿qué diablos?" dijo aturdida. Minho estaba a unos centímetros de distancia, frotándose la mandíbula donde había aterrizado el golpe de Thalia.
"Buenos reflejos." Se sostuvo la mandíbula. "Te lo concedo".
Thalia puso los ojos en blanco y luego dejó caer la cabeza sobre la almohada.
"No no." Minho se acercó a la cama y luego comenzó a tirar de su brazo. "Tienes que levantarte. Es tu primer día en el Laberinto".
Thalía no tenía por qué levantarse tan temprano. Si estuviera trabajando como azada, se despertaría una hora más tarde y le vendría bien ese sueño extra ahora mismo. Pero durante las últimas dos semanas, se había despertado más temprano para entrenar con Minho y mentiría si dijera que lo disfrutó. Se preguntó por qué Nick necesitaría un sustituto para Newt, ya que había al menos diez corredores que eran mucho más rápidos que ella. Esa era una de las únicas cosas que ella no entendía de toda la situación.
