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Pasaron los días y desde entonces yoongi era mucho más atento con él, a veces solía ser él quien iba a su casa a visitarlo o invitarlo a salir, era un tipo de atención totalmente diferente a la que había estado recibiendo de su parte y le encantaba tanto como le asustaba.
Su lobo y él parecían haberse olvidado por completo de hyunsik en esas seis semanas.
Ahora su gran temor era empezar a sentir demasiadas emociones por el alfa, pues este solo respondía que hacía su trabajo cuando le preguntaba el porqué de sus atenciones.
Se sentía completamente confundido, como ahora que se había ofrecido a acompañarle a su revisión médica.
—no es necesario yoongi
—es mi trabajo
Si, incluso en momentos como esos en los que lo miraba con un brillo especial solía decirle que solo hacia su trabajo.
Suspiró con pesadez y asintió sin muchos ánimos.
Una vez en el consultorio quiso gritar internamente pues el pálido se negaba a dejarle a solas con el doctor, no quería que le viera lo hinchada que estaba su pansita.
—tranquilo lindo, tu alfa puede quedarse—comentó el beta, totalmente ajeno a lo que sus palabras habían ocasionado.
Ambos tenían el rostro sonrojado y morían de vergüenza.
