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Jaime miró curioso a su amigo y compañero de casa. Hace más de un año que su nuevo amigo alquilo una habitación en su casa como recompensa de su ayuda al ya no querer abusar más de su amabilidad, era alguien callado, reservado y algo tímido, pero cuando agarro confianza con él, era la persona más amable y sincera que Jaime pudo conocer en su vida.
—¿Que haces?—. Pregunto Jaime asercandose lentamente a Harry.
—Probando algo nuevo Jai ¿Quieres ver?—. Pregunto suavemente Harry concentrado en sus cosas.
—¡Claro! Además, ya lo estoy viendo.—Dijo Jaime burlon.
La convivencia entre ambos era armoniosa y tranquila, aunque en un inicio fue extraña y algo incomoda, Jaime pudo acostumbrarse a las rarezas que ocurrían al rededor de Harry Potter.
—Harry, tengo una pregunta.—Hablo Jaime mirando el libro raro que su amigo tenía en la mesa, leyéndolo como si lo entendiera cuando el no entendía mi siquiera la letra y menos los dibujos.
—Dime.—Hablo Harry.
—¿Estas metido en algún culto o religión? No es por criticar ni nada, pero esos libros si dan algo de extrañeza y lo que ocurre a tu alrededor no ayuda sabes.—Pregunto Jaime sentándose a su lado, mirándolo curioso.
Los profundos ojos azul cielo miraban con expectación a su amigo que lo miro algo ¿Nervioso? Pensando en que responderle por su rostro en blanco.
—Bueno, supongo que no lo puedo ocultar...—Murmuro Harry cerrando el libro para mirar tranquilamente a su salvador.
¿Cuantas veces ayudo Jaime a él? ¿Cuanto hizo para que ahora sea libre de sus tíos? Actualmente, aun estaban en juicio para ver si podía meter a la cárcel a sus tíos por maltrato infantil, negligencia, abuso verbal, "secuestro" y explotación laboral que le hicieron durante toda su infancia, tratando de recolectar todas las pruebas para llevarlos a la podredura de lo que es la prisión. Para Harry, que era el salvador de todo un mundo mágico, Jaime era su mundo, su salvación, su héroey la única persona que podía realmente confiar además de sus "amigos" y personas que conoció en su primer año de Hogwarts.
