Luego de haberse recuperado de su placentero momento de autocomplacencia, May se levantó de la cama
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y se dirigió hacia el teléfono que estaba sobre la mesilla. Sabía exactamente a quién llamar en ese momento.
Marcó el número de su "amigo" Ash, mientras sonreía anticipándose lo que estaba por proponerle. El teléfono sonó un par de veces antes de que Ash contestara.
"¡Hola May!", dijo emocionado al reconocer su voz al otro lado de la línea. "¿Cómo estás?"
"¡Hola Ash!" respondió ella con entusiasmo. "Estoy muy bien, acabo de tener un momento increíble y se me ocurrió una idea. ¿Estás ocupado mañana?"
"No, no tengo planes para mañana", contestó Ash intrigado. "¿Por qué?"
"Mañana es sábado y mis padres no estarán en casa", continuó May con voz seductora. "Pensé que podríamos aprovechar la situación y tener nuestra propia tarde de películas. Sin interrupciones y con total libertad para hacer lo que queramos."
Ash quedó en silencio por un momento, procesando la propuesta de May. La imagen de ellos dos, en la intimidad de su hogar y disfrutando de películas juntos, comenzó a formarse en su mente. La emoción se apoderó de él y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
"¡Esa es la mejor idea que he escuchado en mucho tiempo!" exclamó Ash emocionado. "Me encantaría compartir una tarde de películas contigo, May. ¿Cuál es el plan?"
May, satisfecha con la respuesta de Ash, comenzó a detallar su idea con entusiasmo. Juntos decidieron que cada uno elegiría una película de su elección, asegurándose así de satisfacer todos sus gustos y preferencias.
Acordaron encontrarse en la casa de May mañana al mediodía, para así tener tiempo suficiente para disfrutar de varias películas y de la compañía del otro. May se emocionó aún más al pensar en la posibilidad de estrechar su relación con Ash, explorando nuevas facetas de su conexión.
Las expectativas aumentaron, y la emoción creció y ambos se despidieron de la llamada con una mezcla de nerviosismo y anticipación. Sabían que esta tarde de películas sería mucho más que eso, sería una oportunidad para profundizar su amistad y explorar su atracción mutua.
La mañana siguiente llegó, y May preparó su hogar para recibir a Ash. Colocó las películas en la sala, preparó bocadillos y bebidas, y se aseguró de que todo estuviera perfecto para su cita especial. Sentía una mezcla de emoción, deseo y nerviosismo mientras esperaba a que Ash llegara.
Cuando finalmente Ash llegó a su puerta, May lo recibió con una sonrisa brillante en sus labios y una mirada traviesa en sus ojos. La complicidad entre ellos era evidente, y ambos sabían que este día sería recordado como el inicio de algo nuevo y emocionante.
Sin perder tiempo, se acomodaron en el sofá, rodeados de mantas y cojines, y comenzaron su maratón de películas. Durante las horas que siguieron, se sumergieron en diferentes historias, riendo, compartiendo comentarios y disfrutando de la cercanía entre ellos.
