Capítulo 30

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Vermilion Part 2 - Slipknot

I'd do anything to have her to myself,
Just to have her for myself.
Now I don't know what to do.

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Rosé caminó con rapidez al baño más cercano, algo cocinándose y al mismo tiempo quemando dentro de su pecho conforme avanzaba. Cerró la puerta después de ingresar, la sensación de que no podía respirar la azotó con tanta fuerza que tuvo que apoyarse del lavabo para tener un soporte del resto de su cuerpo.

Cosechas lo que siembras. Se dijo a sí misma, mirando su reflejo en el espejo como si este tuviera la solución para el cancer y los males externos del mundo entero, incluyendo los suyos que le hablaban de forma diabólica en ese instante. Un zumbido, un empujón y algo se sacudía en su interior para querer salir a la superficie.

Se miró con rabia.

Se odió.

Pero se lo había buscado.

Pensó que para cuando decidió seguir esa vida de libertinaje había decidido abandonar varios sentimientos. Creía que se habían perdido en el mar mientras ese barco partió hace años y definitivamente era una sorpresa admitir que existía todavía allí, como si se hubiera pegad una sanguijuela en su piel y se hubiese escondido de su vista para no alertarla. Los celos era una de las emociones que más odiaba porque los había experimentado infinidades de veces desde que su corazón había aprendido lo que era el amor.

Los celos venían siempre de la mano de otra cosa maligna, y era la inseguridad. Hace 8 años cuando entró en ese restaurante elegante y vio los ojos de Suzy Bae por primera vez, supo que habría un ante y un después en su vida. La alternativa de vivir privada de las emociones mundanas y elegir ser feliz de una forma diferente le había caído como una especie de premio.

La vida o Dios, o quien sabe, había recopilado todos los episodios de sufrimiento que pasó a raíz del amor y le dijo: "Dulce niña, tienes la posibilidad de vivir de esta forma, no te afanes y pierdas la esperanza de ser feliz".

Las relaciones abiertas se presentaron como una puerta para sus inseguridades porque significaba que estaba prevenida y soldado avisado no moría en batalla. La infidelidad ya no era una posibilidad porque no existía en este tipo de relaciones, en cambio habían reglas y Rosé adoraba las reglas porque eran sencillas de comprender y seguir.

Desde que era niña había sido organizada y pulcra, incluso ahora que era un poco hippie y tenía un pensamiento más libertino no dejaba de lado los lineamientos que hacían que su vida no entrara en un caos total. Las reglas hacían eso, y las reglas estaban fijadas en un cartel enorme frente a ella y Talia.

Ellas habían seguido las reglas hoy.

Pero, ¿por qué sentía que quería llorar por hacerlo?

Todo había mantenido un orden inmaculado hasta que Jisoo Kim apareció en esa alfombra roja. En ocasiones como esta se preguntaba que habría pasado si decidía no acompañar a Talia ese día, si le hubiera salido un proyecto express que impedía su ida a Seúl o cualquier otra situación conveniente.

La respuesta fue una mierda.

No habría pasado nada, Jennie y Lisa seguían juntas, algún día ibas a verla de nuevo. En Chanel, en Seúl, en la boda o en el maldito Baby Shower pero en tu vida estaba dibujada una línea con sangre y tinta indeleble que pronosticaba un encuentro inminente con Jisoo.

Rosé sintió las primeras lágrimas deslizarse por sus mejillas e inspiró hondo de una forma nada atractiva mientras seguía sosteniéndose del lavabo.

Rubia Sol (TERCER LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora