، 💼 : Final.

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Los días pasaron como el viento de otoño en las afueras de Seul. El pueblo era pequeño, las casas se alejaban una a otra por hectáreas de tierra, pues la mayor parte eran granjas y graneros.

Jimin jamás se imagino vivir en un lugar así, no era su sueño o si quiera su meta, le parecía anticuado que aún existieran sitios así. De hecho tuvo unas cuantas peleas con su alfa respecto a vivir en la granja, pero Jungkook insistió. Los embarazos en omegas varones eran complicados y debían ser bien tratados.

Una vez Jimin vio la hermosura del lugar que era la granja a la que habían nombrado "Eroda". El aire limpio y el paisaje de los campos eran incomparables con los que alguna vez había visto. El verde de las praderas con el café amarillento de las montañas, junto al cielo azulado le traían una paz que jamás había sentido. Ya no oír el sonido de los automóviles ni el sonido matutino de la ciudad, le daban una tranquilidad inmensa que prefería seguir teniendo.

Jungkook lo miró desde el umbral de la puerta, sonreía como idiota, viendo como Jimin amamantaba a su hijo.

Ambos habían acordado que cada vez que Park diera de comer a Minsoo, Jeon debía salir de la casa o irse a otra habitación. Los dos estaban al tanto que el alfa era una bestia incontrolable, suficiente tuvo con la que vio como se le formaba una erección a Jungkook la vez que se destapó los pezones en frente de él, para extraer la leche que sobraba cada noche.

—Aunque no lo creas, te estoy viendo. Sal ahora mismo o voy a castrarte —dijo el ojimiel, mientras cubría sus pezones, levantando a su hijo para que este eructara.

—Me voy.

✧✦✧

—¿No crees que deberíamos darle un hermanito a Minsoo? —las manos del alfa se colocaron por encima el trasero del rizado, acariciando la zona.

Jimin que se dedicaba a leer uno de los libros de botánica que había pedido por internet, levantó más sus muslos para que las manos de su alfa acapararan mejor su trasero.

—Dijimos que cuando Minsoo cumpliera dos años —recordó a su alfa.

—Solo faltan tres meses —sus manos se movieron a las caderas del omega, bajando el pantalón del pijama azul que vestían en conjunto—. Podemos comenzar a crearlo —susurró sobre el oído del rizado, mientras bajaba su cremallera.

—Dejaste de usar el condón hace un mes —dijo Jimin, quitándose su camisón.

—Y tú no has tomado las pastillas desde hace dos.

Sentía las gotas del pre semen escurrirse en su piel, ya caliente por el manoseo descarado de su alfa.

—Tu lubricante está saliendo como agua.

—Mételo... Alfa.

—¿Meter qué? —dijo lascivo el pelinegro, introduciendo un par de dedos en la entrada rojiza y resbaladiza de Jimin.

—¡Ahh!

—¡Agj! Dime... ¿Meter qué? —dijo, ya recostado sobre el cuerpo de su omega boca abajo del sillón de la sala. Lamió el lóbulo de la oreja del rizado, sacando e introduciendo los dedos en la entrada de su omega.

—Tu polla... ¡Esa mierda que tienes entre tus piernas que parece una culebra!

—Siempre tan sutil —no tardó más en meter su hombría en la entrada de su omega.

—¡Jungkook!

✧✦✧

¡Y no sabes, Jimin! Hoseok es un maldito, dijo que no se casaría conmigo si volvía a llamar a ese alfa del club —Yoongi y sus historias triviales de como es que Jung lo había desvirgado por segunda vez, según él—. Yo solo le llamé porque olvidé mi bufanda. ¡Escuchas! Mi-bu-fan-da —dijo lentamente.

—¿Hoseok está ahí, verdad? —dijo Jimin, acomodando su teléfono entre su oreja y hombro para levantar a Minsoo de su carriola.

Si, me ve como si lo hubiera engañado.

—Bueno, Yoongi. Arregla tus problemas maritales con Hoseok, debo bañar a Minsoo.

Dile que lo amo.

—Si, si. Adiós.

—¡Diooo! ¡Tío! —gritó el pequeño Minsoo sobre el otro hombro de Jimin.

✧✦✧

Minsoo besó los párpados de su madre antes de que este lo acomodara en su cuna.

—Te amo, ama.

—Si, mi vida. Yo también te amo, duerme, cariño —le dijo a su pequeño, mientras besaba su cabellera castaña.

—Chao, manito.

Minsoo se despidió, dando un beso sutil al vientre abultado de su madre.

✧✦✧

La vida es como una ruleta rusa de emociones y sentimientos que se remueven en nuestro día a día.

Hay momentos únicos en nuestras vidas que si no los aprovechamos o retenemos un poco para nuestro disfrute sería un desperdicio de oportunidad. Pocos lo aprovechan y muchos lo derrochan, es una tragedia del destino, pero un realidad al mismo tiempo.

Jungkook aprovechó lo que vio bajo el brillante cielo de una hermosa tarde. A ese omega de hermosos ojos mieles y hoyuelos en su rostro. Lo retuvo hasta donde pudo para hacerlo suyo por fin, en paz y sin molestias. No hizo falta más de un año para que lo amara por completo.

Es y lo hizo feliz. Son felices.

Eso es lo que brinda un destino correcto con la persona correcta, en la vida correcta.

Fin.

headline › kookminWhere stories live. Discover now