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-Momo, ¿recuerdas cuando nos conocimos?
Momo asintió, con una sonrisa, iban caminando uno al lado del otro, Sana miraba con detalle las flores que llevaba en la mano, era un ramo muy bonito de distintas flores en tonos de amarillo y naranja.
-En clase de baile, si -dijo Momo, sin más, le gustaba cuando Sana contaba la historia.
-¿Por qué meterian a una novata a una clase de baile de gente profesional? -Momo rió por la burla.
-Disculpa, me estafaron, me dijeron que iba a estar en una compañía como cantante y lo siguiente que sabía era que estaba tomando clases de baile.
Sana asintió con una risa leve. -Recuerdo que quisiste parecer la chica cool que dice bromas de mierda, pero no eres así, y de inmediato se notó que eras diferente, que eras más que solo una fachada.
>> Siempre que terminaba una clase, alguien estaba muy agotado, le dejabas tu botella de agua, te tomabas unos minutos para ver si estaban bien y eso se agradecía muchisimo.
-Porque estabas como una estúpida con tus dietas de inanición, y siempre te desmayabas.
>> Y siempre terminabas ayudandome a mi.
Sana asintió, poco orgullosa de aquella época, en donde sólo se sentía mal con su cuerpo, consigo misma, con su trabajo, con todo lo que hacía.
Fue Momo quien la habia sacado de eso, y había sido muy difícil para ella, tanto que terminó de ir a clases de baile porque se encargaba de la menor a tiempo completo y el no podía bailar y cuidarla a vez.
Momo la había llevado a comer, todos los días a un lugar distinto, todos los días un plato distinto, para mostrarle a Sana lo que se perdía, le recordaba todos los días que era hermosa y que sin importar la forma que sea, sería hermoso siempre, aunque la menor le creyó muy poco hasta que un día la pelicorta había dicho que besaría cada parte de ella que fuera hermosa, y seguido a eso había besado todo su cuerpo.
No fue esa su primera vez, para nada, era más una caricia íntima, excitante y enormemente romántica a mismo nivel.
-Extraño que me beses así -confesó Sana.
-Admito que me encantaria hacerlo -dijo la mayor.
-Siempre fuiste tan delicada conmigo, Momo, de una forma que solo tu sabías ser, y fuiste mi primera vez en muchas cosas, mi primera chica..fuiste la primera que ame y que me amó de regreso con la misma intensidad, la primera que me correspondió completamente, y vió a través de todos mis errores y me dijo cosas maravillosas.
-No son errores, Sana, son cosas, no hay que ponerle a todo algo negativo.
-Y también amo esa actitud que tienes -Sana asintió, con una sonrisa amplia, mirando las piedras que marcaban el camino que estaban siguiendo, brotes de césped y algunas flores habían logrado pasar entre las grietas y crecían entre ellas- Siempre tienes esa capacidad de hacer que todo sea positivo. Sin duda, nunca voy a encontrar a alguien como tu, Momo, eres algo que pasa una sola vez en la vida.
Sus ojos se unieron, una sonrisa apareció en sus rostros, en la luz del atardecer, se sintieron más cálidas.
-Y me alegro mucho de tenerte en mi vida, Momo, y que hayas hecho tanto por mi -pequeñas lágrimas se asomaban por los ojitos de Sana.
Momo rodó los ojos y fue a sostener la mano de la menor, sus pasos se detuvieron cuando llegaron a su destino, pero Sana poco quería ver eso en realidad, así que sus ojitos y su borrosa vista por las lágrimas se quedaron en la mayor.
-Te amo, Sana -dijo la pelicorta- Y lo haré por siempre.
Sana asintió, sorbio su nariz mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas.
-Te amo mucho, Momo, Feliz aniversario.
La pelirosada bajó la vista hacia la placa grabada sobre la tumba, dejó el ramo de flores junto aquél grabado;
<< Hirai Momo >>
<< 09 de Noviembre, 1996 ~ 08 de Febrero, 2020 >>
<< Siempre serás lo mejor del mundo, incluso más allá del final de tus días >>
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