El profesor tuerto

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Me has dicho que el rubito ese es sus sobrino...

-Sí.

Pero no me dejas hablar con él.

-Exacto.

¿Qué sentido tiene eso?

-¿Piensas que ese niñato es idiota? Bueno, sí lo es, pero se lo cuenta todo a su padre. ¿Crees que no le ha hablado de ti?

-¡AAAUUUU! -grité.

-¡PRESTE ATENCIÓN EN CLASE! -gritó el profesor tuerto.

-¿Es legal tirarle a un alumno un libro en la cabeza? -pregunté.

El profesor se acercó mosqueado a mi asiento y me miró fijamente.

-¿Prefieres que te lance otra cosa?

-Atrévete -le reté dejando las formalidades a un lado.

La clase había quedado sumida en un silencio sepulcral en el que solo se escuchaban las tensas respiraciones. El profesor se dio cuenta al mirar a su alrededor.

-La veré en mi despacho después de clase.

¿Qué le pasa a este? ¿Está loco o se lo hace?

-No deberías enfrentarte a nadie, todo el mundo es digno de sospecha ahora mismo.

Es solo un profesor, no me hará nada.

La clase terminó y fuimos a comer. Me senté en el centro de la mesa de Gryffindor. Alrededor solo se escuchaban murmullos.

-La gente se pregunta cuál será tu castigo -dice Hermione.

-¿Acaso es tan importante? -dudé.

-Lo es cuando apareces de la nada y el director te enchufa en su escuela -Hermione me sostuvo la mirada-. No sé quien eres, pero no me das buena espina.

-No me importa demasiado lo que pienses.

-Descubriré quien eres.

-Mucha suerte, ratita de laboratorio.

Hermione se fue de ahí enfadada.

-Felicidades, ahora te odiarán los de Gryffindor -dice Altaír.

A esa niña le gusta que se lo sirvan todo en bandejita de plata.

[...]

Al termine de las clases, Altaír y yo fuimos al despacho de Ojoloco. Pasamos sin llamar a la puerta.

-Deberías controlar tus actos de rebeldía -aconseja el fantasma.

-¿Quería verme por algo en particular?

-Si piensa que no voy a herirla por ser la nieta del director de esta escuela, está muy equivocada -responde el profesor.

Quedé pálida. ¿Cómo se había enterado de eso? No lo sabe ni el propio director.

-No sé de qué me habla.

-Podrás engañar a quien quieras, pero no a mi. Eres igual que los desertores de tus padres -golpea la mesa-, ¡mentirosa!

-¿Quién eres?

-Eso lo descubrirás muy pronto.

Salí a toda pastilla de esa sala en dirección al baño más cercano. En él había chicas hablando de cotilleos. Yo fui hasta el retrete más lejano y me senté en él. Altaír estaba de rodillas en frente mía.

-Tranquila -acarició mi mejilla-, estoy contigo -esas palabras me hacían temblar.

¿Cómo supo todo eso?

-No lo sé.

Lo miró directamente con los ojos llorosos.

¿Por qué no me dijiste que es mi abuelo? Me mentiste, dijiste que era un parentesco lejano. ¿Sabes lo que es saber que aún tienes familia viva?

-Lo siento. Lo último que quiero hacer es mentirte, pero no podía arriesgarme a que Albus renunciase a ayudarnos. Él tampoco lo sabe.

Nos quedamos en silencio yendo a las chicas hablar.

-¿Y si vamos ya? Estarán a punto de revelar los nombres del torneo -dijo una.

-¡Sí, vamos! Ojalá saliera Cedric -dijo otra.

Escuchamos sus pasos alejarse.

-¿Deberíamos ir? -susurré.

-Es una tontería de juego -responde Al.

-¿Y si ese juego daña a alguien?

Decidimos ir al gran salón donde se encontraba todo Hogwarts y las dos escuelas invitadas.

Moody estaba hablando junto a los profesores, pero no pasó por alto la entrada de la joven Dumbledore a la sala. Sonrió con malicia.

-¡Ha llegado el momento -habla Albus- de descubrir quienes son los campeones! -sale un papel-. El campeón de Beauxbatons es... ¡Fleur Delacour! -la escuela estalló en aplausos-. El campeón de Durmstrang es... ¡Victor Krum! -más aplausos-. Y el campeón de Hogwarts es... ¡Cedric Diggory!

Todos estaban felices y satisfechos con los nombres hasta que salió un cuarto papel.

>>Harry Potter -susurró, luego miró alrededor-. ¡HARRY POTTER!

El chico, empujado por su amiga, salió al centro. Lo abucheaban en susurros. Nadie comprendía nada.

>>Que todos vayan a sus salas comunes.

-¿Estás orgullosa de tu hazaña? -Hermione se acerca a mi.

-¿De qué narices hablas?

-Empezarin a ocurrir cosas muy raras desde que llegaste. Sé que fuiste tú quien puso el nombre de Harry en el cáliz.

-Por si no te das cuenta, tengo tu misma edad. No puedo cruzar el aro.

Granger se tragó sus palabras. Se dio cuenta de que tenía razón. No hay magia alguna que rompiese la marca de edad de Dumbledore.

>>Para leer tanto no eres muy lista.

La chica se fue muy enfadada.

-Se nota que eres Slytherin -comenta Altaír-, como tus padres.

¿Cuándo podremos ir a por Bellatrix?

-Las cosas están muy mal por aquí. Deberíamos dejar que se calme el ambiente.

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Sé que tardo cinco vidas y media en actualizar, pero ya no tengo el tiempo que tenía antes :(

AltaírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora