Capítulo Nueve

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La siguiente vez que despertó se sintió descansado y cálido, una sensación que no había sentido en mucho tiempo. Estaba en una tienda de campaña blanca y afuera se podían escuchar algunas voces discutiendo. La sensación de felicidad duró dos segundos, antes de que recordara lo sucedido. Los recuerdos de la batalla acudieron a su mente y rápidamente se sentó, tratando de llegar a sus amigos, sólo para respirar profundamente ante el dolor punzante en su costado. Podía oler su propio pánico emanando de su omega interior, y antes de que pudiera entender lo que estaba sucediendo, dos personas aparecieron dentro de la tienda, el Capitán y el alfa que vio manejando las órdenes de presentación en casa.

Su omega interior se sintió aliviado de ver al Capitán con vida, pero su mente entró en cortocircuito ante las miradas que ambos hombres le estaban dando, y entonces la realidad lo golpeó. Las pastillas, su omega, lo habían descubierto. Tragó visiblemente y trató de hablar, pero no pareció salir ninguna palabra.

"Sabía que algo no estaba bien contigo..." dijo el hombre del fino bigote, señalándolo con un dedo acusador, solo para agarrarlo del brazo y arrastrarlo afuera. Se sintió abrumado y trató de zafarse del agarre que el maldito alfa tenía en su brazo. El otro hombre solo lo empujó a un lado sobre la nieve como si fuera basura, mientras se escuchaba un gruñido profundo proveniente de la tienda. "¡Tú, eres un omega!"

"Mi nombre es Louis", dijo el omega tercamente.

"Esta criatura diabólica ha violado la ley, haciéndose pasar por un alfa, robando armaduras y mintiendo a sus superiores. ¡Es una barbaridad!" Gritó de nuevo para que todos escucharan la historia.

"¡No, espere! ¡Dejenme explicar!" -suplicó Louis.

"¡Eres una vergüenza de Omega y pagarás por tus crímenes!" dijo, apuntándolo con el dedo nuevamente.

"Solo quería salvar a mi padre, ¡nunca quise que llegara tan lejos! ¡Por favor, tienen que creerme!" gritó Louis, gruesas lágrimas rodando por sus mejillas.

El desagradable alfa se dio la vuelta y le entregó una espada al Capitán. "Ya conoce la ley, Capitán Styles, este tiene que morir", dijo con desdén.

"No puedo, no puedo hacerlo". dijo el alfa, sacudiendo la cabeza y apretando los dientes. Estaba luchando contra su propio alfa para evitar volverse salvaje. No iban a matar a su omega.

"¡Pero es la ley, debes hacerlo!" dijo el otro hombre indignado.

"Él nos salvó la vida, maldita sea, ¡NO LO VOY A MATAR!" rugió Styles, y todos temblaron por los efectos de la voz alfa. Respiró unas cuantas veces y siguió hablando. "Él me salvó la vida. Ahora voy a perdonarle la suya. Estamos a mano." Arrojó la espada a los pies de Louis. "Empaquen todo y vámonos", ordenó al resto de soldados, quienes asintieron en silencio y se pusieron a trabajar.

"Pero, pero tienes que-"

"Dije VAMOS", gruñó el alfa en voz baja y se dio la vuelta, marchándose muy lejos. El concejal miró con desprecio a Louis y siguió al capitán, dejándolo solo.

Podía ver en los rostros de sus amigos la preocupación y la decepción. Claramente querían algún tipo de explicación, pero recibieron una orden en voz alfa. Debido a que Louis es claramente un traidor, tuvieron que seguir adelante y permanecer en silencio, por lo que solo vio borrones de ellos, moviéndose rápido, y luego, nada. Louis quedó con frío y solo al pie de la montaña, su caballo yacía a su lado y su omega interior aullaba porque su alfa lo había abandonado. Se sentía deprimido y derrotado por no haber cumplido la promesa que hizo de ayudar a su padre. Era una vergüenza y nadie lo querría, entonces, ¿qué sentido tenía seguir luchando? Se acurrucó sobre sí mismo y lloró libremente, lamentando todo lo que perdió.

Only the Brave - L.S. TraduccionWhere stories live. Discover now