Que hacer

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Al estar más despierto logro recordar los sucesos dee ayer.

<¿En qué me metí? >

El infante se encontraba explorando la sala de estar de aquella casa.

—¿Es su casa, señor gato? — pregunto mientras observaba al gato desde debajo de la mesa auxiliar en la sala.

—es muy bonita, parece una casa de muñecas o esas casas que tiene las personas que poseen muchos papeles— siguió explorando el lugar teniendo cuidado de no romper nada.

—¿Cómo te llamas? — preguntó el gato, a su parecer el niño se veía saludable, parecía que no tenía ningún problema.

—Jiwoo Seo, señor— había dejado de vagar y ahora se encontraba sentado frente al minino.

—¿y usted? —

—Kayden Break—

—¿Kade Bea? — pronunció con dificultad.

Él contrario solo puso los ojos en blanco ante la mala pronunciación de su nombre. Ahora debía ponerse a pensar que es lo que ahora con el niño, no podía quedarse lo, sería una molestia para él, y podría poner en peligro al chiquillo.

Un gruñido llamo su atención, cuando mira al niño noto como este sostenía su estómago, al parecer tenía hambre, siendo sincero era algo tarde.

—vamos—

Le indico al niño donde podía tomar dinero para ir a comprar algo de comer.

Una escena muy curiosa y linda, un pequeño niño hablaba muy emocionado con un gato gordo que iba a su lado.

Ambos combinaba a un pequeño comercio de comida cerca de un parque, eso serviría para que el niño pudiera consumir algo y no muriera de hambre (más bien no quería escucharlo quejarse o que empezará a llorar y hacer rabietas).

Ambos se encontraban sentados en una banca del parque cercano, cerca de la sección de juegos infantiles. El pequeño ya había terminado de comer.

Mirando a todos los chiquillos correr mientras se perseguían unos a otros, se le ocurrió una idea, podía dejar que el niño jugará con aquellos niños y en un descuido irse.

Era perfecto, por lo que se volteo hacia Jiwoo para incitar lo a jugar con los infantes, más sus palabras murieron en su boca. Jiwoo miraba a todos los pequeños jugar, pero parecía muy incómodo, temeroso, su cuerpo tenso como las cuerdas de un violín.

—¿No quieres ir a jugar con ellos? — Jiwoo se sobresalto ante la pregunta.

—¿Eh? —miro hacia los juegos viendo como todos reían y de divertían.

Esas risas y sonrisas en sus mente se transformaron en muecas de miedo y desagrado.

Se giro hacia el gato negando con la cabeza, sus ojos querían derramar lágrimas, ya no quería estar aquí, quería irse. Irse a casa, con sus mamá, queria estar con ella.

Se dio cuenta de algo, su madre le dijo que volvería, pero el no se encontraba en aquel lugar, tenía que volver para que su madre pudiera llevarlo a casa.

De un brinco se bajó del banco y con una misión en mente se dirijo al gato que lo miraba a confundido.

—d-disculpe señor gato— tartamudeo emocionado y nervioso —

El gato le dirigió la mirada.

Empezó a pensar que los niños eran raros y extraños, así unos momentos el pequeño se encontraba tenso y cohibido en si mismo, pero ahora irradiaba una energía nerviosa.

—¿Que sucede? —

—¿nos podemos ir? — tartamudeo en un susurró —recorde que tengo que volver, mi mamá dijo que vendría por mi, y tengo que volver—

Lo miro por unos minutos, por eso el niño se encontraba muy alegre. Le causó un poco de lástima aquella alegría.

No, no tenía porque preocuparse por el niño, no era su responsabilidad.

—vamos— ambos comenzaron.

El niño siguió obedientemente al felino, irradiando una vibra alegré causando uno que otro ataque al corazón por la tierna escena.

Tan conmovidos por la escena que ignoraron el hecho de que un niño pequeño de unos 4 o 6 años vagará solo por las calles con un gato obeso como su única compañía.

Tardaron varios minutos en llegar a la zona donde se encontraron por primera vez, caminando entre las calles que parecían iguales, era un laberinto muy confuso que empezó a marear al pobre niño.

—¡Oye! ¿Te encuentras bien? —

—si, solo que es muy confuso, todas las calles se ven iguales ¿Usted no se confunde señor Kayden? — preguntó el niño mientras observaba con curiosidad a unos pajaritos en su nido.

Una parejita de gorriones, posados en el techo de una casa. Ambos cantando dulces melodías.

El corazón del pequeño dolió ante esa escena, sus ojos se cristalizaron.

—mamá— llamo el pequeño —¿dónde está papá?—

No recibió una respuesta, su madre lo miro con una mueca de preocupación, él quería saber dónde estaba su papá, los demás niño tenía uno ¿Por qué el no?

Ambos llegaron a la calle donde su madre le pidió que lo esperará, se encontraba vacía, silenciosa, casi no era concurrida por nadie.

Ambos individuos se sentaron en la acera para esperar si la mujer apareciera. Él gato tenía la intención de irse en cuanto llegarán, pero algo dentro de si le aconsejo que no lo hiciera, esa calle solo traería problemas si bien recuerda la noche anterior.

—señor Kayden— llamo el niño.

Ya habían pasado dos horas desde que llegaron, Jiwoo comenzó a impacientarse ante no ver qué su madre llegará.

—mi mamá¿Ella vendrá? —

Ya estaba perdiendo la esperanza, tal vez ya no lo quería, escucho de otros niños de su escuela que cuando los padres ya no quieren a los niños los dejan en la calle, ya sea porque no los quieren más o porque se portaron mal.

Kayden no supo responder, solo mira al pequeño que mantenía la cabeza baja, lanzando piedritas a la calle, su rostro se estaba poniendo colorado por las inmensas ganas de llorar.

Un chirrido llamo la atención del niño y el gato, un pequeño pajarito intentaba volar, alteraba con todas sus fuerzas, pero en su descuido termino callendo fuera del nido.

Kayden no supo que pasó durante los próximos segundos, el niño ya no estaba a su lado, se encontraba sosteniendo la pequeña ave.

Logro atraparla antes de que impactará contra el suelo.

Cuando iba a preguntar el niño lo miro con lágrimas recorriendo su rostro, una mirada aterrorizada.

—lo siento, lo siento mucho— empezó a llorar con el pajarito en sus manos.

Lloraba por muchas cosas, su madre no había venido por él, lo había abandonado.

Unos fuertes brazos lo levantaron, acunando en sus pecho, escucho los latidos del corazón de aquel azabache.

Pequeños sonidos que lo comenzaron arrullar, de a poco se fue calmando, hasta quedar dormido.

Por el contrario Kayden miro el rostro colorado del pequeño, marcas de lágrimas en sus mejillas. Tan pequeño y ya sufrió una de las cosas más duras y feas de la vida.

Kayden Break, conocido como un loco despertado, amante de las peleas, desafía a cualquiera que se le cruce y nunca rechaza una pelea.

Esa descripción era para alguien sin corazón, una persona cruel y egocéntrica, en parte lo era, pero no en su totalidad. El mundo despertado era cruel, seguía la ley de el más fuerte sobrevive, el tuvo que ser fuerte, siguió escalando con tal de llegar a la cima.

Ahora estaba de regreso en aquella casa que lo escondía con el pequeño en brazos, sonara loco, pero tomo una decisión.

PadresWhere stories live. Discover now