Respeto

787 108 12
                                    

En lo que va de su vida nunca a llegado admirar a nadie, el era una persona a al que todos admiraban y adoraban como un dios, ya sea por su apariencia o por sus habilidades (la cual era la más acertada).

Pero ahora a empezado a sentir respeto por los padres, específicamente a las madres y padres solteros. Se empezó a preguntar ¿cómo demonios le hacían?

El niño que había adoptado (no legalmente, solo lo había acogido, pero se entiende que ya era su niño), era una bola de energía, con su corta edad era mucho más activo que él, siempre saltando, corriendo y preguntando por todo, a veces era muy calmado y callado, pero la mayor parte del tiempo era un gatito imperativo. 

Por eso ahora se encontraba derrotado en el suelo de aquella sala mientras el pequeño niño dormía tranquilamente acurrucado junto a un gato café (al cual lo encontraron hace unos días y el niño se encariño mucho con el animalito, por ende no pudo decirle que no cuando este le pidió llevárselo a casa).

Cada día era un completo infierno, desde muy temprano el niño se levantada rebosante de energía, siempre lo despertaba con un golpe en el estomago por saltar encima de él (a tratado infinidad de veces que pare, pero es imposible).

Lo ayuda a cambiarse y alistarse para ir a comer (ahora en sus tiempos libres, aparte de entrenar, tiene que ver tutoriales de cocina, limpieza, costura, etcétera. si es que no quería matar al infante por accidente).

En pocas palabras ser padre era horrible, pero ser padre soltero era peor, por eso respetaba a todas las personas que se encontraban en sus posición, bueno, más o menos en su posición, por que no es cómo que todos los días recoges a un niño que es abandonado por su madre frente a ti y lo salvas de un despertado demente que intento matarlo.

Sin duda eso no era cosa de todos los días y tampoco era algo común, pero lo hecho, hecho estaba y no había nada que hacer más que aceptar lo sucedido.

Dirigió su mirada al infante el cual se encontraba en una extraña posición que parecía todo menos cómoda.

<<igual que un gato>> lo miro atentamente como, incluso el gato, cambiaba de posición estirando todo su cuerpo como un felino, su pierna derecha cayo fuera del sofá, el brazo izquierdo quedo tendido en el respaldo del mismo y sus demás extremidades estaban acomodadas en otras posiciones incomodas para su gusto.

Con un suspiro se levanto cansado de su lugar para acercarse al pequeño y tratar de acomodarlo en una posición más cómoda y evitar posibles daños en el cuerpo pequeño.

—¿en que momento se hizo tan tarde? —noto los cálidos tonos anaranjados del atardecer,, por lo que verifico la hora, en efecto.

El reloj en su celular marcaba las 3 de la tarde, se tiro al suelo nuevamente derrotado.

<<ese niño va acabar conmigo>> sus parpados comenzaron a cerrarse de apoco siendo el cansancio el que lo invitaba a dormir las horas que el chiquillo le había robado, cuando despertara vería algún video sobre como avatar morir a causa de un niño y su interminable energía. 

—¡Papá! ¿sabes donde esta mi mochila? —pregunto un joven adolescente de cabellos cafés rubios.

Miro debajo de su cama, escritorio, ropero nada, no sabia donde había dejado su mochila, y eso lo comenzaba a frustrar, se revolvió el cabello mientras trataba de hacer memoria para saber si recordaba donde se encontraba el bolso.

—¿no es este? —comento su padre apoyado en el marco de la puerta mientras sostenía una mochila oscura.

—¡gracias papá!—

—debes de tener más cuidado con tus cosas, además yo recuerdo que los gatos no forman parte de tus útiles— comentó con gracia mientras sacaba de la mochila un pequeño gato naranja, el cuál comenzó a maullar al ser retirado de su cómoda cama.

—otra vez se volvió a colar entre mis cosas—

—¿no se te hace tarde para tus clases?—

Ante esto el rostro del niño se puso un poco pálido.

—¡voy tarde! — grito mientras salía corriendo en dirección a su escuela.

El adulto solo sonreía con gracia cómo el joven se tropezaba mientras se ponía sus zapatos y salía de casa.

—¿Cuando fue que creció tanto?— comentó mientras ingresaba a la morada mientras se transformaba en un gato naranja.

Apenas había logrado llegar a su escuela, pero ¿quién lo podían culpar? Tenía que alimentar a esos adorables y lindos gatitos. No iba a permitir que alguien los lastimara.

—atención alumnos la clases va a comenzar— anuncio el profesor mientras ingresaba en el aula.

Apesar de que las clases transcurriendo con mucha lentitud por fin habían terminado. Procuro tomar sus cosas y guardarlas rápidamente para irse rápido a darles de comer a los gatos que faltaron.

—nos vemos mañana Wooin— se despidió de su compañero, un joven azabache de ojos oscuros.

Su personalidad era muy callada y tranquila, casi invisible, apesar de eso siempre trataba de entablar una conversación con él.

—¡Hola pequeñitos! ¿Cómo se encuentran? ¿Me extrañaron?— varios gatos se amontonaron a su alrededor para poder alcanzar comida.

Sonrió con cariño al ver la felicidad en el rostros de los felinos.

—son tan lindos—

Se estaba por irse hasta que escucho un par de botellas caerse, sintió un mal presentimiento por lo que decidió quedarse un poco más.

Aunque nuevamente se escuchó como varias cosas se cayeron y algunas botellas se rompieron. Los gatos salieron corriendo ante el sonido estridente.

Se acercó de a poco al sitio donde escucho el ruido visualizando los objetos tirados y algunos rotos, pero no había ningún indicio del causante. Prefirió marcharse del lugar para evitar problemas.

—mejor me apuro— 

Antes de salir del callejón en el que se encontraba noto la figura de un gato, pero este era muy diferente a los usuales, era más grande y tenia una atmosfera aterradora.

—tu eres...— no termino de hablar cuando el felino se abalanzo contra él, logro esquivarlo ágilmente.

Pequeños destellos azules revoloteaban a su alrededor al contrario de los rayos rojos y oscuros del gato gris y rayas negras. En unos de sus ojos se encontraba una pequeña cicatriz, y su oreja tenia un pequeño corte. 

—eres ese gato que siempre viene a comer a mi casa ¿qué te paso?— 

El felino se lanzo nuevamente atacarlo, moviéndose mucho más rápido que su contrario, el cual no fue capaz de verlo.

<<lo siento mucho por lo que voy hacer>> se disculpo mentalmente mientras su cuerpo se rodeaba por rayos eléctricos que se concertaron más en su mano que alcanzo al gato provocando que se electrocutara dejándolo inconsciente.

—perdón, lo siento mucho— chillo mientras cargaba al gato inconsciente el cual había reducido su tamaño hasta su forma original.

Procedió irse corriendo hasta su casa donde lo esperaría su padre enojado regañándolo fuertemente por volverse a distraer.



**NOTA**

Hola a todos los lector@s, espero que se encuentren bien, lamento la demora para este tercer capitulo, anduve muy ocupada por las fechas de mi país más la época de exámenes y proyectos junto a los bloqueos creativos. 

Pero siempre trato de subir otras historias cortas para que puedan entretenerse (aunque no sean de la misma historia, peor la intención cuenta).

espero que les guste el capitulo de hoy, y tratare de publicar más seguido o en menos tiempo. 

Gracias por su atención ¡Telón abajo!

PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora