28: Los secretos que guarda el esposo.

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Luo Fei amaba a su esposo.

¿Como podría no amarlo? Su esposo era el mejor de todos. Era guapo, protector y tan fuerte que nadie más podía vencerlo. Además era muy cariñoso. Era amoroso. Era tan dulce con Luo Fei que el joven no podía evitar amarlo más con cada día que pasaban juntos.

Sí.

Luo Fei amaba mucho a su esposo.

Si Luo Fei amaba tanto a su esposo era porque creía que su esposo también le amaba. Creía que su esposo lo amaba más de lo que podía expresar en palabras. Creía que para su esposo él también era alguien a quien quería mantener cerca por el resto de sus vidas. Realmente lo creía. Pero si esposo lo amará con la misma fuerza con la que él lo amaba, no le habría ocultado el hecho de que su familia estaba siendo torturada mientras ellos dos se refugiaban en los brazos del otro. Si lo amara de verdad, su esposo se lo habría dicho. No sería Han Jun quien tuviera que consolarlo al saber que su amada familia estaba sufriendo de cosas inimaginables en el calabozo del emperador.

Luo Fei ni siquiera recordaba hacer corrido, pero de repente estabas de vuelta en el frío camino con los brazos de Han Jun a su alrededor y la voz de Song Lao resonando por encima de su cabeza. Luo Fei no sabía en qué momento se alejó de dónde estaban los demás soldados. Solo sabía que algo en su interior estaba doliendo. Doliendo mucho porque todo el amor que sentía por su esposo se iba cubriendo poco a poco con un sentimiento que podría destruirlo: la duda.

Luo Fei se sentía mal. Tenía náuseas y sus ojos se sentían hinchados de tanto llorar. Aún así no podía parar. Sus emociones eran demasiado fuertes. Sentía que iba a enfermar por la fuerza de los sentimientos girando en su interior.

Oh Luo Fei estaba tan dolido.

Han Jun lo abrazó suavemente por el tiempo que fue necesario. Luo Fei lloró y lloró, hasta que ya no se sintió tan abrumado por sus emociones. Las lágrimas fueron disminuyendo en su rostro a medida que la tristeza se fue convirtiendo en vacío. Luo Fei tenía un límite. Todo lo que había pasado en los últimos meses finalmente estaba pasándole factura. Ya no podía más. No podía soportar más.

Luo Fei dejó que el calor de las lágrimas recorriera su rostro. Cada lágrima que derramó era cálida y salada, podía sentarla resbalando por su mejilla hasta caer en el suelo cubierto de nieve. Luo Fei ya no quería seguir. No quería más de ésta vida triste y agotadora. Quería volver a su vida tranquila y pacífica en la que no tenía ninguna preocupación más allá de jugar todos los días en el jardín.

¿En qué momento su vida se volvió así?

Luo Fei sabía la respuesta. Sabía, mas no quería aceptarla.

Su vida era un desastre ahora. Su familia sufría. Uno de sus hermanos estaba muerto. La tierra que le heredó su madre ahora corría peligro. Y su esposo…

Su esposo guardaba secretos.

Lentamente Luo Fei fue perdiendo su agarre. Su mente se fue apagando. No fue mucho antes de que estuviera inmóvil en los brazos de Han Jun.

Todo su mundo fue negro.

Despertó unas horas después. Ya era tarde. Lo supo porque la ventana de su habitación reveló un cielo estrellado y nubes escasas. El frío era suficiente para hacerlo sentir mejor, pero había otra calle de frialdad en su interior de la que no podía deshacerse. Aunque apenas estaba despertando, los recuerdos seguían frescos. El repentino conocimiento de que su familia estaba sufriendo y que uno de sus hermanos yacía muerto en algún lugar muy lejano. No podía olvidarlo.

Luo Fei sentía la garganta y ojos hinchados. Supuso que sus ojos eran así debido al llanto. Mientras que su garganta podía ser por todo el rato que llevaba dormido. Tenía sed.

Esposa Forzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora