“Pienso en ti, una y otra vez, mi mente ha dejado de pertenecerme. Tu nombre está por todas partes”.
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Los pocos guardias dispersos que custodiaban este paso remoto también fueron golpeados por el viento del noroeste mezclado con fragmentos helados.
Utahime sentía que el frío atravesaba sus huesos, no ayudo que la ropa que estuviera usando estaba hecha de seda fina, especialmente lo reveladora que era, mostrando sus hombros y ombligo. Aunque tenía frío, no afectó su postura, esto no era un desafío para ella, después de todo había bailado bajo la nieve cuando tenía entrenamientos.
Estaba acostumbrada a las miradas desdeñosas de otras mujeres y a las palabras vulgares de los hombres, ¿Podía culparlos? Ahora estaba vestida con un traje oriental rojo, mostraba su figura bajo la luz de la luna.
Sh cabello azabache estaba suelto sobre sus hombros. Mientras se movía, las decoraciones en él se balanceaba con delicadeza y elegancia, lo que aumentaba su encanto. En especial por la flor de peonía de coral dibujada entre sus cejas, brillando intensamente bajo las luces, resaltando sus rasgos y ojos, incluso si no pudieran ver por completo su rostro debido al velo que lo cubría, la mayoría sabía que se trataba de la cortesana de hielo, Utahime.
Incluso si su rostro estuviera destruido por la cicatriz, seguía atrayendo la atención de los presentes.
Varios hombres observaron el cuello largo y delgado, con una falda flotante de flores de granada rojo fuego, que acentuaba su apariencia seductora y cautivadora, haciéndola brillar más que cualquier otra cosa en las calles sobre el escenario.
Era muy contrario, estaba acostumbrada pero a la vez lo odiaba. ¿Exactamente que quería ella? Podría ser que ella aceptará su destino como cortesana, ella había olvidado todo antes de sus diez años, quizás para cumplir la última petición de su madre.
Era muy irónico, como había terminado su vida como una persona libre, cuando tenía diez años para comenzar su nueva vida como un juguete. Mas que ella, una vez fue una señorita de una familia noble.
Solo que nadie recordaría aquel apellido perdido, una familia de traidores, en eso se había convertido, incluso si logro escapar ella se convirtió en una cortesana.
Quizás su destino era estar atrapada toda su vida,lo sabía, desde joven, que era diferente a los demás niños. Ningún niño estaba dispuesto a jugar con ella. No sabía el porqué, los adultos eran amables con ella pero los niños no tenían permitido jugar con ella, incluso sus familiares.
Recuerda que cuando tenía unos cuatro o cinco años, los elogios aumentaron, incluso cuando no podía recordar mucho esos días, sabía perfectamente que no tenían buenas intenciones, los ojos de esas personas tenían codicia.
