Ya había anochecido, y Ángela había dejado de llorar hacía un rato, solo se limitaba a mirar a su padre demonio, que seguía en la misma posición.
Desde la casa, Anatema llevaba diez minutos observándolos, esperando que pasase algo.- ¿Llevan todo el día ahí?- preguntó Newton abrazándola de lado.
- Si. Llevarán unas doce horas. ¿Deberíamos decirles algo?
- Yo lo siento pero a mi el señor Crowley me da demasiado miedo de normal. Si quieres ir tú...
- Saldré a llevarles una chaqueta al menos, deben de tener frío.
- ¿Los demonios pueden pasar frío? - preguntó Newton incrédulo, ganándose un codazo suave en las costillas por parte de Anatema.
La chica cogió una chaquetilla para ella, otra para Ángela y una chaqueta de Newton para Crowley. Cuando se acercó, lo único que se oían eran los sollozos del demonio. Anatema se aclaró la garganta para llamar la atención y le dió las chaquetas a su amiga. Se dió media vuelta y cuando ya estaba a solo unos pasos de la puerta, escuchó algo caer y un grito.
- ¡Anatema!¡Newton!- gritaba Ángela desesperada. Ambas personas salieron corriendo hacia donde estaba su amiga, viendo a Crowley tirado en el césped.
- Mierda tia. ¿Que ha pasado?- preguntó Anatema nerviosa.
- No lo sé. Le había dicho de entrar en casa y cuando se ha levantado ha caído a plomo. No responde.
- ¿Los demonios pueden desmayarse?- preguntó sorprendido Newton.
- No lo sé - respondieron al unísono las dos chicas.
- Newt, ayúdame a levantarlo- pidió Ángela, pasando un brazo de Crowley sobre sus hombros.
Newton obedeció sin rechistar, ayudando a su amiga a llevar al demonio a casa. Subieron a su habitación y lo dejaron en la cama. Los tres bajaron al salón y Ángela no dejaba de dar vueltas de punta a punta. Iba a batir el récord de pasos en un día solo en esa habitación.
- Angie para de dar vueltas. Me estas poniendo nerviosa- pidió Anatema.
- ¿Y entonces qué hago?- preguntó exasperada. Los nervios acabarian por matarla.
- Podéis buscar en alguno de vuestros libros de brujería- sugirió el chico, ganándose la mirada atónita de ambas.
- ¡Newton eres un genio!- gritó Ángela corriendo a su habitación a revisar sus libros.
- Recuérdalo cuando rompa algo - pidió, mientras veía como Anatema también desaparecía para buscar más libros.
Eran las tres de la mañana y habían libros abiertos en cualquier superficie que pudiera sostenerlos. Los tres estaban buscando algo que pudiera ayudar.
- Aquí he encontrado algo que quizá os sirva. Es un ritual para compartir la pena - leyó Newton- dice que cuando alguien está en fase de duelo, este ritual sirve para canalizar el dolor y compartirlo entre varios.
- Gracias Newt. ¿Angie tú tienes algo?- preguntó Anatema.
- Bueno, aquí dice que los sentimientos de los demonios son más intensos que los de los humanos, porque no dejan de haber sido ángeles, y que un ángel llore es algo bastante doloroso. No dice nada de que se puedan desmayar, pero entiendo que si lo que siente es más fuerte, lo habrá desgastado más...
- Ángela si quieres sube con él y yo preparo las cosas del ritual que ha encontrado Newton- dijo la castaña, dándole la mano a su amiga para que se levantara del suelo.
- Gracias, pero no puedo dejar que hagáis esto, no quiero que sufráis.
- No te preocupes por eso, ambos lo hacemos libremente- respondió el chico, mirándolas a las dos.
Ángela dejó a sus amigos recoger y preparar todo el la planta de abajo mientras subía los escalones de tres en tres para volver con Crowley. Se sentó en la butaca al lado de la cama y se quedó pensando en su otro padre. Quería hablar con él para saber su versión, pero no sabía ni cómo ni cuando ni dónde hacerlo.
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Recuerdos de una historia inefable
FanfictionÁngela es la hija adoptiva del ángel Azirafel y el demonio Crowley. Después del casi fin del mundo, ella se queda en villa Jazmín mientras sus padres volvían a Londres. Después de un fallido ascenso al cielo, Azirafel vuelve a la librería sin recuer...