My Peace Killer - Maki &team

Chapter 6: Castles Crumbling

𝘗𝘦𝘰𝘱𝘭𝘦 𝘭𝘰𝘰𝘬 𝘢𝘵 𝘮𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘐'𝘮 𝘢
𝘕𝘰𝘸 𝘵𝘩𝘦𝘺'𝘳𝘦 𝘴𝘤𝘳𝘦𝘢𝘮𝘪𝘯𝘨 𝘢𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘤𝘦 𝘧𝘳𝘰𝘯𝘵 𝘨𝘢𝘵𝘦𝘴, 𝘶𝘴𝘦𝘥 𝘵𝘰 𝘤𝘩𝘢𝘯𝘵 𝘮𝘺 𝘯𝘢𝘮𝘦

C𝘢𝘴𝘵𝘭𝘦𝘴 𝘊𝘳𝘶𝘮𝘣𝘭𝘪𝘯𝘨 - 𝘛𝘢𝘺𝘭𝘰𝘳 𝘚𝘸𝘪𝘧𝘵 𝘧𝘵. 𝘏𝘢𝘺𝘭𝘦𝘺 𝘞𝘪𝘭𝘭𝘪𝘢𝘮𝘴

Agotadora, esa era su familia, bueno, exceptuando a su mamá y papá, el resto solo se encargaba de arruinarle lo que se proponga.

—Cuando le fuimos a dejar a Dimo, no actuó así, ¿qué pasó?

—Debio haber discutido con mi madre, por eso se molestó, la verdad no me importa, mañana voy a llevar a Dimo al veterinario.

—¿Para eso vas a usar tu día libre?

—Si, Dimo es lo más importante que tengo además de Jun, pero a Jun lo tiene Jen, así que sé que está bien.

—Si así lo quieres, puedes hacerlo, por cierto, vi tu calendario, agendaste limpiar tu apartamento el viernes... —la miró— acuérdate que los viernes trabajas en el Mubank.

Aerum se sorprendió, había olvidado por completo que los viernes trabajaba en el Music Bank.

—Ah, cierto, lo reagendaré.

—Deberias volver a armar tu horario, el contrato con la KBS termina en 6 meses, así que si o si trabajarás esos seis meses a no ser que tengas alguna gira o te pase algo fuera de tu calendario, pero no se ha visto nada así que por ahora agendalo así.

—Ok, gracias EunJi.

Llegaron a la empresa y fue a su departamento, lo iba a limpiar al siguiente día, y mientras atendían a Dimo iba a pensar que hacer después, que probablemente sería estudiar Coreano para sacar el examen de hablante nativa.

Luego de eso podría estudiar en cualquier universidad sin la necesidad de estudiar como extranjera.

Había terminado la escuela a los 15, ¿Cómo lo hizo? Haciendo un año académico por semestre, y sin vacaciones de por medio. Afortunadamente sus padres tenian una buena estabilidad económica en ese momento y pudieron financiar su estudio online.

Todo eso por cumplir el sueño de ser Idol, y quizás ese sueño le quita muchos sueños más.

Caminó hacia su departamento, llevaba a Dimo en su bolsito, iba con calma, como nunca, parecía haberse estabilizado después de tanto alboroto, su vida estaba más tranquila, y admitir que cortaría el contacto con su familia materna, fue como quitarse peso de encima.

Cuando estaba por llegar al edificio sintió unos gritos, no parecian ser de susto, o de auxilio, sino que eran de jugueteo, pero aún así se asustó.

Un par de chicos venían jugando por el callejón, iban persiguiendo un gato.

—¡Cuidado! —le gritó el pelinegro.